Todo esto según el Plan de Desarrollo que el Concejo aprobó y que incluye cobros para los vehículos.
Un metro en obra en el sur de la ciudad. Una troncal de TransMilenio por la carrera 7.ª recién inaugurada o a punto de serlo. Otras dos en la avenida 68 y la Boyacá, iniciando trabajos. Accesos por el occidente y el norte en construcción.
Esas son apenas algunas de las expectativas que el Plan de Desarrollo del alcalde Enrique Peñalosa les deja a los ciudadanos para finales del 2019, cuando termine su periodo.
No serán solo concreto y retroexcavadoras. También habrá nuevos cobros para los conductores de carros particulares, pico y placa para blindados y especiales y se fortalecerá la infraestructura para ciclas.
Transporte, prioridad
Como hace 15 años, al final de esta administración, la ciudad estará en obra y con polisombras en varias vías. Y la apuesta más ambiciosa está en el transporte público.
La más notoria será la del metro, que se espera inicie obras a finales del 2017 y vaya en el 30 por ciento de avance de la etapa I (entre el patiotaller propuesto en Mosquera y el centro de Bogotá) para diciembre del 2019, cuando Peñalosa terminará su mandato.
Se espera que varias estaciones (especialmente las de Portal Américas, Estación, avenida Boyacá y Estación Central Calle 26) se hagan por alianzas público privadas, que esta administración deberá gestionar.
TransMilenio tendrá varios cambios. Entre las prioridades está la construcción de una troncal en la carrera 7.ª, entre las calles 32 y 170, que según Darío Hidalgo, consultor del Instituto Mundial de Recursos (WRI, por sus siglas en inglés) deberá ser inaugurada a finales del 2019.
“Se deben aprovechar los estudios que están desde el 2006 para sacarla adelante. Es clave porque descargará en al menos 7.000 pasajeros por hora a la troncal de TransMilenio en la Caracas, que hoy tiene una demanda de 48.000 usuarios por hora”, explicó.
También deberán estar en etapa inicial las obras de las troncales de la avenida 68, que atraviesa de norte a sur a la ciudad, y de la avenida Boyacá, que va de sur a norte.
En total, la meta es conservar lo que ya existe y construir nuevos tramos que juntos sumen 170 kilómetros (el sistema tiene 112,9 kilómetros de longitud en la actualidad), obras que se proponen mejorar la percepción ciudadana sobre la calidad del sistema.
Otro proyecto que debería estar listo es el del cable de Ciudad Bolívar, que conectará el barrio El Paraíso en las lomas de esa localidad, con la estación Tunal, a la altura de la avenida Boyacá. “Reducirá el tiempo de viaje de muchos de 45 minutos a solo 15. Además, generará oportunidades de revitalización y renovación urbana”, insistió Hidalgo.
El proyecto fue adjudicado en la administración pasada por $ 164.000 millones y los estudios hechos por privados están siendo analizados por el Distrito. Si todo sale bien, en dos meses iniciarían las obras, que durarán 17 meses.
Otro gran reto es terminar la implementación del Sistema Integrado de Transporte Público (SITP) y poder disminuir la brecha entre lo que cuesta su operación y lo recaudado.
El año pasado el sistema requirió una inyección de 800.000 millones de pesos y con el incremento de 200 pesos de este año en el valor del pasaje se espera que el déficit se reduzca a 550.000 millones de pesos.
En materia de ciclorrutas, buscan hacer 120 kilómetros y mantener 120 de los 376 que ya existen.
Además, quieren disminuir en 15 % la mortalidad en accidentes: pasar de 543 fallecidos que hubo en el 2015 a 496. “Parece poco, pero desde el 2006 no ha bajado la cifra. En ese sentido es ambicioso”, agregó Hidalgo.
Más y mejores vías
Entre las metas del Plan de Desarrollo se incluye el mejoramiento de un 7 por ciento de la malla vial, es decir, pasar del 43 % de malla vial en buen estado que tiene la ciudad actualmente, al 50 %.
En otras palabras, hoy según el Instituto de Desarrollo Urbano (IDU), hay 6.450 kilómetros por carril en buen estado y pasarían a 7.500 a finales del 2019. Son obras que se construirían con recursos ciudadanos.
A juicio del consultor Darío Hidalgo, la meta es poco ambiciosa, si se considera que el déficit es de aproximadamente 10,5 billones de pesos, cifra que se reduciría muy poco durante los próximos cuatro años.
Pero los proyectos de obra nueva serán, en su mayoría, financiados por privados, principalmente en los accesos de la ciudad, gracias a la gestión de la Agencia Nacional de Infraestructura que tienen en manos.
Los ojos están puestos en la autopista Norte y la carrera 7.ª; la avenida Longitudinal de Occidente que tiene su tramo norte enredad, pero que seguramente verá avances en el tramo sur, entre Chusacá y la calle 13, y la calle 13 desde el límite de la ciudad hasta la avenida NQS con Américas.
Juntas suman 38 kilómetros y al menos 13 billones de pesos de inversión que pagarán los ciudadanos a través de peajes urbanos en concesiones a 30 años.
Pero el Concejo incluyó en el Plan de Desarrollo que la opción de las vías antiguas sin peaje y, por ende, más congestionadas, continúe para quienes no tienen capacidad de pago, tema que deberá ser resuelto desde el punto de vista de la infraestructura.
Al final, el objetivo de estas obras es disminuir en 5 por ciento el tiempo de recorrido de accesos a Bogotá, que hoy toma 4,6 minutos por la calle 13; 7,4 minutos, por la Autonorte; 3,65 minutos, por la avenida NQS; 14,5 minutos, por la calle 80; 4,7 minutos, por la Suba; 13,3 minutos, por la carrera 7.ª y 11,6 minutos, por la avenida Circunvalar.
Sin embargo, Darío Hidalgo señala que de estas obras ninguna estará lista antes de que acabe el gobierno de Peñalosa. “Aún más si se toma en cuenta la experiencia de la Nación, a la que le ha llevado hasta 6 años sacar adelante las alianzas público privadas. En esto soy menos optimista”, señaló.
Comienza puja por APP de accesos norte
La carrera 7.ª y la Autonorte, dos de las vías que esperan ser ampliadas mediante alianzas público privadas, tienen nuevo pretendiente.
Se trata de la Sociedad Anónima de Obras y Servicios (Copasa), de origen español, que entró este lunes en la puja, para competir contra el estructurador de la propuesta, el Consorcio Promesa de Sociedad Futura, conformada por Integra de Colombia, Castro Tcherassi, Civilia, Ofinsa, Equipo Universal y Mincivil. La obra costará cerca de $ 458.000 millones y ampliará de 3 a 5 carriles la Autonorte a lo largo de 4,2 km, entre La Caro y la calle 245. A la 7.ª le harían una segunda calzada, de una extensión de 5 km.
Carros, a pagar por mejores vías y transporte
Otro cambio sensible al final del gobierno de Enrique Peñalosa será el cambio de hábito de los conductores de carro privado, que serán claves para pagar las obras y mejorar el transporte público. Son propuestas de cobros que deben ser presentadas de nuevo al Concejo para definir cuánto, cómo y a quienes se les cobrará para pagar la transformación de la ciudad. La primera medida es el cobro de libre circulación más conocido como la exención del pico y placa. Será “un pago anual, anticipado y voluntario” que les permitirá evadir la restricción a cambio de dar cerca de $ 900.000 millones para fortalecer el transporte público. Es decir, que parte del 11 % de usuarios de carro particular contribuirá a reducir el déficit del SITP y a pagar por otras obras de este frente.
La otra manera de contribuir es a través de los peajes urbanos, con cuyo recaudo se pagarán las obras en los accesos de la ciudad, hechas por privados.
Una tercera forma es el cobro por estacionamiento en vía, con un sistema que bien podría ser el de parquímetros, que para el 2019 permitirían recaudar $ 373.000 millones.
Y el Concejo de Bogotá también abrió las puertas al estudio de un nuevo cobro de valorización para vías nuevas dentro de la ciudad, que aún no han sido presentadas y cuyo valor se desconoce.
Fuente: El tiempo
Fotografía: El tiempo