La Superintendencia de Industria y Comercio (SIC) ha iniciado investigaciones sobre las plataformas digitales de transporte, cuestionando su cumplimiento con el régimen de competencia leal en Colombia. Sin embargo, esta acción parece estar influenciada más por presiones del gremio de taxistas que por una búsqueda genuina de justicia. En lugar de fomentar la innovación, las acciones de la SIC y las protestas de los taxistas parecen proteger un modelo de transporte anticuado.
Plataformas como Uber, DiDi y Cabify han transformado la movilidad, ofreciendo alternativas seguras y accesibles en un contexto donde el transporte público suele ser insuficiente. Estas aplicaciones han llenado un vacío crucial, pero el gremio de taxistas, al sentirse amenazado, ha optado por manifestaciones en lugar de mejorar su servicio.
La SIC sostiene que estas plataformas podrían estar generando ventajas competitivas indebidas. Sin embargo, en un mercado libre, los consumidores deberían tener la libertad de elegir los servicios que prefieren. La verdadera ventaja de estas plataformas es su capacidad de adaptarse a las necesidades de los usuarios, algo que el gremio de taxistas no ha logrado. El mercado debe evolucionar, y aquellos que no se adaptan quedan atrás.
También le puede interesar: Plan éxodo y retorno: Lo que debes saber para el puente festivo de San Pedro y San Pablo en Bogotá
Imponer multas y regulaciones estrictas no solo afecta a las empresas, sino también a los miles de conductores y usuarios que dependen de estos servicios. Más de 100,000 familias obtienen ingresos de estas plataformas, y la intervención de la SIC podría poner en riesgo su sustento.
Las plataformas de transporte contribuyen significativamente a la economía nacional, representando un 0.23% del PIB, lo que demuestra su impacto positivo. En lugar de obstaculizar su desarrollo, el Gobierno debería integrarlas en el marco regulatorio, garantizando equidad.
La postura de la SIC y del gremio de taxistas parece responder a intereses particulares en lugar del bien común. La persecución de las plataformas digitales de transporte es un ataque a la innovación y a los derechos de los consumidores de elegir libremente. La verdadera competencia debe basarse en mejorar, no en frenar a quienes traen progreso.
La discusión que propone la SIC debe centrarse en cómo integrar estas innovaciones de manera justa. Es momento de que las autoridades y los taxistas comprendan que el futuro del transporte es digital y que la mejor manera de avanzar es adaptarse al cambio. Las plataformas de transporte han llegado para quedarse, y en lugar de perseguirlas, deberíamos celebrar el avance que representan para Colombia.
Fuente: Al Poniente