Las protestas de esta semana en la troncal Américas de TransMilenio, ubicada en el suroccidente de Bogotá –que degeneraron en disturbios provocados por vándalos que impidieron la circulación de los buses, causaron daños por 180 millones de pesos y afectaron la movilidad de más de 165.000 usuarios–, son síntoma de problemas de fondo en el sistema. (Lea también: Detenidos en Soacha por protestas en TransMilenio quedaron libres)
Lo primero que se debe tener en cuenta es que la Bogotá de hoy es distinta de la de hace 16 años, cuando el sistema de transporte masivo nació como un símbolo de la renovación urbana y un modelo de trato digno a los pasajeros del transporte público que fue imitado en ciudades de todo el mundo.
La del 2000 era una capital con dos millones menos de habitantes (hoy tiene ocho millones) y venía de 40 años de guerra del centavo del transporte, que generaba una alta accidentalidad en las calles y racimos humanos en los buses urbanos tradicionales.
Además la demanda de pasajeros creció más de lo estimado: 600 por ciento al pasar de 410.421 pasajeros en el 2001 a 2’355.000 hoy. Al comienzo, el aumento fue empujado por el éxito del sistema, pero más recientemente por la eliminación gradual de los buses tradicionales y la implementación del Sistema Integrado de Transporte Público (SITP).
La generación actual no conoció el viejo sistema de transporte público ni la época de oro de un TransMilenio que por primera vez en la historia de la ciudad introdujo el concepto de estaciones para tomar el servicio, tarjeta inteligente para pagar el pasaje y corredor exclusivo para los buses articulados. (Además: Nadie pagaría por daños en TransMilenio)
El hacinamiento en portales y troncales, el déficit de buses, las largas esperas por falta de frecuencia en las rutas, la escasez de servicios alimentadores, la inseguridad e inconformidad de los pasajeros y los colados fuera de control tienen una explicación en problemas de fondo que demandan una revaluación total del sistema.
Estos problemas incluyen la falta de autoridad, la decisión de no priorizar la construcción de troncales en los últimos 12 años y la pérdida del control y la autoridad del sistema, cuyo servicio está en el nivel de deterioro más alto desde que empezó a operar. El gobierno de la ciudad prepara una reingeniería total de la operación.
Así se originaron los problemas y así son las soluciones que están en camino.
Los problemas del sistema
No se hicieron las troncales
En 16 años solo han construido 112,9 (29 %) de los 388 kilómetros de las troncales que se proyectaron en 1998. Es decir, hacen falta 275,1 km (el 71 por ciento) de lo planeado. Los 91,7 km de las troncales que hoy tiene el sistema se construyeron en los primeros seis años; en los últimos 12 años no se ha construido ni la cuarta parte de lo que se hizo en seis años: 21,7 kilómetros.
Las troncales desconectadas y el lío de transbordos
Además de que no se construyeron nuevas troncales, las actuales tampoco se conectaron. La NQS no se conecta con el centro, y entre esta y la 26 se improvisó por el carril mixto. El tiempo de viaje aumenta hasta en 40 minutos por el transbordo entre troncales. Los fines de semana es peor, pues se suspenden servicios: en la 26, el domingo no opera la ruta B23, que conecta con la Caracas al norte.
Hacinamiento, demoras y falta de buses
El número de usuarios pasó de 410.421 en el 2001 a 2’355.000 hoy, y los buses troncales, de 427 a 2.969. La eliminación del transporte tradicional y la entrada en operación del Sistema Integrado de Transporte Público (SITP) aumentaron el uso de TM.
Y el efecto de más buses, con más pasajeros y menos troncales, son las congestiones, frecuencias de buses insuficientes y constantes protestas de los usuarios.
Colados fuera de control y el impacto en el servicio
No hay mediciones, pero TransMilenio estima que al menos el 10 % de usuarios no paga pasaje. Hay portales como Usme y Américas y estaciones como Molinos que son los más críticos.
Los colados aumentan el déficit y las congestiones y les quitan espacio en los buses a los pasajeros que sí pagan pasaje. Los buses por ruta se programan según los pasajes que pasan por los torniquetes. Los colados desajustan la programación.
El déficit financiero que arrastra
Los pasajes que pagan los usuarios no alcanzan para cubrir los costos: a la semana, la operación cuesta $ 45.000 millones y los pasajes producen $ 35.000 millones. Eso deja un déficit permanente de $ 10.000 millones semanales, de $ 40.000 millones al mes, y se acerca a $ 500.000 millones al año. A eso se suma el déficit que arrastra el sistema por las fallas en la implementación del SITP, que se paga con impuestos. En el 2014 fue de 643.485 millones de pesos y en el 2015, de 340.538 millones.
Los cambios que se pondrán en marcha en el sistema
Reingeniería total de la operación del sistema
TransMilenio espera tener lista en marzo una nueva matriz de viajes en todas las troncales, y de las rutas del SITP. Se espera hacer una reingeniería total de la operación (antes de que termine el 2016). Incluye rutas, programación de buses y funcionamiento de los buses zonales. Se revisa la demanda de pasajeros (origen y destino) en todas las troncales, estaciones y portales.
Guerra a los colados y controles de seguridad
Ya comenzaron operativos contra los colados con acciones puntuales, pero se hará sistemáticamente en diversas estaciones y portales. La gerente de TransMilenio, Alexandra Rojas, estima que en el primer mes y medio de gobierno se ha reducido en 27 % el porcentaje de personas que ingresan sin pagar. También están en marcha operativos de control y seguridad.
Revisión de rutas y frecuencias y horarios de buses
Mientras se hace la reingeniería, se mejoran 10 rutas con alta demanda de pasajeros, entre semana y fines de semana. Algunos servicios tienen nuevas paradas en estaciones en las que antes no lo hacían, y se han eliminado otras que resultaban inoficiosas. También se empezaron a ampliar horarios. En Usme, servicios que empezaban a operar a las 6 a. m. ahora comienzan a las 3:30 a. m.
Renegociación de contratos
En la agenda está la renegociación de los contratos de TransMilenio, pero sobre este tema la empresa no da detalles por el impacto jurídico y en las finanzas del sistema, y porque es un tema que se define con los operadores. También está en etapa de estructuración la licitación que permitirá renovar la flota de buses de las troncales de la fase I.
Nuevas troncales y ampliaciones
En el primer semestre del 2016 se espera destrabar ampliación de estaciones en la autopista Norte y en Soacha. Ya está decidida la construcción de troncales en la carrera 7.ª y avenidas Boyacá, Ciudad de Cali y ALO. También se priorizará la recuperación integral de la troncal Caracas (se está pensando en deprimidos en los cruces). Estas obras se incluirán en el Plan de Desarrollo que se presenta al Concejo en mayo.
También se incluirá la construcción de tramos de troncales de conexión como las Américas con la NQS, y se incluirá en las prioridades la troncal de la calle 19.
Fuente: EE
Fotografía: Wikimedia
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