Nuevos enredos en la Aerocivil
El pasado jueves 8 de diciembre, hacia las 6 p.m., el avión Casa en el que se transportaba el vicepresidente Germán Vargas Lleras fue obligado a hacer el circuito Vulan durante cerca de 45 minutos. En otras palabras, la aeronave permaneció este tiempo en el aire dando vueltas cerca a Bogotá mientras los controladores autorizaban el aterrizaje. El alto funcionario venía de inaugurar obras en el departamento de Santander y el hecho causó extrañeza en la tripulación. Por eso, una vez la aeronave descendió en el aeropuerto militar de Catam, solicitaron explicaciones. La respuesta de los controladores fue que uno de los radares se dañó y generó el incidente.
El asunto pasó inadvertido, pero ahora toma relevancia porque el sábado se conoció otro extraño caso: el apagón del centro de control del aeropuerto El Dorado, desde donde se monitorizan las comunicaciones y se vigila la operación. Fallas que de nuevo se presentaron a comienzos de semana y que durante varios minutos dejaron al país por fuera del sistema de operación aérea y con la imposibilidad de monitorear decenas de vuelos nacionales y extranjeros.
La situación fue advertida y denunciada, entre otros, por la Asociación Colombiana de Controladores de Tránsito Aéreo (Acdecta). Este lunes, mediante una comunicación dirigida a Alfredo Bocanegra, director de la Aeronáutica Civil, se evidencia inestabilidad en la infraestructura que no garantiza la seguridad aérea y de los usuarios del transporte aéreo.
En concreto, lo que le sucedió al vicepresidente Germán Vargas se repitió en los últimos días: falla en el radar. “Hoy, aparte de no contar con cursos recurrentes, estamos inmersos en tensión permanente, pues no sabemos en qué momento de alta densidad de tránsito aéreo se pueda presentar de nuevo una falla grave como las que vienen sucediendo en una situación insostenible para cualquier sistema”, dijeron los controladores.
Frente al asunto, los controladores aéreos le plantean a Bocanegra como solución de emergencia que, en momentos en que la operación crece exponencialmente por las vacaciones de fin de año, se suspenda el servicio de radar mientras se garantiza la fiabilidad de las comunicaciones y la vigilancia, e incluso van más allá y piden a la Aerocivil que no se siga confundiendo la utilización de protocolos inexistentes o inaplicables, en donde, según ellos “el factor suerte ha contribuido a que el desenlace de estos eventos no sea catastrófico”.
Una realidad sobre la que repetidos incidentes aéreos han advertido en los últimos meses. De hecho, entre agosto y diciembre, al despacho de Bocanegra han llegado nueve comunicaciones bajo el radicado infraestructura estable que detallan posibles fallas en instalaciones, frecuencias, sistemas de energía, comunicaciones, cierres de aeropuertos, suspensión de despegues e incidentes en al menos 75 vuelos en Colombia y al exterior.
Sin embargo, en el interior de la Aerocivil, aunque se garantiza la seguridad aérea y se reconocen algunas dificultades normales de la operación, apareció una tercera situación y es un posible sabotaje en los incidentes presentados en los últimos días en el centro de control de El Dorado. Por eso, atendiendo una petición de Alfredo Bocanegra, director de la Aerocivil, la Fiscalía intervino, y el martes cerca de 20 agentes del Cuerpo Técnico de Investigaciones de la Fiscalía (CTI) se tomaron las instalaciones de la entidad para precisar lo que está pasando.
Lo que por ahora se ha podido establecer por medio de fuentes consultadas por El Espectador es que ello podría obedecer a un enfrentamiento interno en la Aerocivil. Según conoció este diario, se trata de diferencias entre militares de la Fuerza Aérea que manejan la entidad y los controladores que no están satisfechos con sus condicionales laborales y no ven posibilidades de mejoramiento.
En suma, diferencias entre el subdirector de la entidad, el director de aeronavegación y el secretario de seguridad, que provienen de la Fuerza Aérea, y los controladores. En este sentido, estos últimos señalan que a la entidad sólo están ingresando como nuevos inspectores y controladores personas cercanas a miembros activos y retirados de la Fuerza Aérea. Una fuente cercana al caso señaló que resultan raros los daños en temporada alta y tiene la hipótesis de que se está gestando una especie de crisis para que la Fuerza Aérea haga el trabajo de los controladores, un asunto que la entidad descarta de plano.
En cuanto a los pilotos, algunos de ellos señalan que hay exmilitares de la FAC en la Aerocivil que desconocen la aviación comercial. Y para enredar aún más el panorama, ahora la Fiscalía también analiza si hay una especie de carrusel de contratos en la compras y licitaciones de la Aeronáutica Civil.
Luego del doloroso incidente del avión de Lamia en Antioquia, de nuevo el tema aéreo está candente. Alfredo Bocanegra afirmó que ordenó investigar el supuesto sabotaje, que ha destituido y reubicado funcionarios por supuestos manejos irregulares y que está revisando la contratación. Entretanto, los controladores siguen con sus denuncias. Incluso en el Congreso ya se planteó una comisión de tres meses para hacer un diagnóstico de la seguridad aérea en Colombia. Un panorama complejo que merece soluciones de choque para prevenir nuevos incidentes aéreos y lograr el mejoramiento en el servicio a los usuarios.
Fuente: El Espectador
Imagen: Archivo El Espectador