El pasado 7 de enero, en pleno arranque de las rebajas, una de las calles comerciales más tradicionales de Madrid, casi en el kilómetro cero, se vio transitada por una concentración de protesta de trabajadores de las tiendas de Inditex (Zara, Pull&Bear, Lefties y Kiddy’s Class), que protestaban por sus condiciones salariales. En otras ciudades se han repetido estas protestas, que no son nuevas.
El argumento principal de los que reivindican mejoras económicas –empleados de los puntos de venta-, es que entienden que deben equipararse a sus compañeros de logística.
La protesta viene de lejos y tiene sus derivadas. Tanto en el fondo como en las formas y en su comunicación. Con la logística en el foco.
Por un lado, puede entenderse que los empleados de las tiendas que se manifiestan, reclaman esa equiparación porque se reconocen tan importantes como los que trabajan en la cadena de suministros del gigante textil español.
Pero también he leído crónicas que explican ese mismo argumento reivindicativo desde la óptica contraria: cómo van a tener peores condiciones salariales las tiendas que la logística, minusvalorando esta última.
Inditex no se manifiesta al respecto, pero por sus actos los conoceréis. Casi desde su nacimiento y expansión como multinacional, entendió que la logística era una de la claves de su negocio. Hoy esa decisión es un caso de éxito. Y de ello cabría deducir –en positivo- que quienes llevan a cabo la logística de Zara o Pull&Bear, están recompensados adecuadamente.
Esa debe ser la lectura y no otra. Y si hay que igualar, que sea por arriba. En lo salarial y en la consideración.
Fuente: logistica.cdecomunicacion
Imagen: Libre Mercado