- Las roturas de ‘stock’ subieron, pero el grado de abastecimiento fue del 92,8%.
El año pasado estuvo marcado por las huelgas del transporte y el temor a una falta de abastecimiento en determinados productos. No obstante, según un informe de la Asociación de fabricantes y distribuidores Aecoc, estas disrupciones en la cadena de suministros no llegaron a afectar realmente al stock de los supermercados.
A pesar de los paros de los transportistas, sobre todo en marzo, la disponibilidad se mantuvo en un 92,8%. La leche y el aceite han sido los productos peor parados de estas oleadas. Ambos productos provocaron la mayor preocupación entre los consumidores españoles, y aun así su disponibilidad se mantuvo entre un 77,5% y un 81,8% respectivamente.
La tasa de disponibilidad, en general, de las cadenas de distribución se situó en el 95,1% en 2022. En comparación con 2021, el abastecimiento solo descendió seis décimas. Además, los productos de ocasión, o más bien las promociones, tampoco se vieron afectados por el desabastecimiento y tuvieron de media una disponibilidad del 93%. Las categorías con mayor disponibilidad fueron los yogures y la pastelería y charcutería con una tasa de disponibilidad aproximadamente del 98%.
Otros productos menos perjudicados fueron, también, los perfumes y todos aquellos catalogados como droguería, que gozaban de una tasa de disponibilidad del 97,6%, seguidos muy de cerca por los congelados y refrigerados con un 97,4%. La alimentación envasada también entra en el podio de los productos con menos roturas de stock, con una disponibilidad del 96,6%.
Todo lo contrario, ocurría con la cerveza, la leche o el agua. Estos tres productos fueron los que tuvieron mayores roturas de stock en 2022. La cerveza tuvo una disponibilidad del 89%, un dato muy similar al de la leche; mientras que, en el caso del agua, su abastecimiento rondaba el 92%.
Consecuencias de la huelga
La huelga de transportistas del 14 de marzo cerró puertos y provocó cortes de abastecimiento. La suspensión de la actividad derivó en la falta de productos básicos, desde hortalizas, frutas, verduras, lácteos e incluso cárnicos y pesqueros. Todo esto tuvo como consecuencias, a su vez, un incremento generalizado de los precios debido a una posible escasez. Asimismo, los repartos del sector textil también se vieron retrasadas.
Al ser productos de primera necesidad, consumidores y empresarios encendieron todas las alarmas. La incertidumbre de este día llevo a un descontrol generalizado entre los consumidores. Los españoles optaron por llenar sus despensas temerosos de un desabastecimiento, algo que ya se había vivido durante los primeros meses de confinamiento.
Fuente: El Economista
Imagen: Svrobo
