El proyecto estará listo justo a tiempo cuando el país empiece a registrar un déficit de gas natural
El Gobierno de Colombia adjudicará el contrato para construir y operar el segundo terminal de importación de GNL del país a principios de 2021. Esto ocurre en el marco de los esfuerzos para evitar un déficit de suministro de gas, informó BNamericas.
El viceministro de Energía, Diego Mesa, dijo durante un seminario que “seguramente sacaremos los términos de referencia para esa licitación de la planta de regasificación entre julio y agosto de este año, pensando en una adjudicación en marzo de 2021, para que pueda comenzar la etapa de construcción”.
Se estima que el terminal, destinado al Puerto de Buenaventura, regasificará hasta 400 millones de pies cúbicos diarios y almacenará 170.000m3 de gas. El proyecto incluye un gasoducto asociado de 75km que conecte el terminal con Yumbo.
Se prevé que el terminal, la planta de regasificación y la instalación de almacenamiento requerirá cerca de US$400 millones, mientras que para el ducto el monto sería de US$260 millones.
Según Mesa el proyecto estará listo a principios de 2024, seis meses después de lo planeado y a tiempo para cuando Colombia empiece a registrar un déficit de gas natural. “Por allá en el primer trimestre al 2024 tendremos el primer faltante y tenemos que hacer algo al respecto, sabiendo que el tema del costa afuera y las otras cuencas pueden tardarse más de cuatro o cinco años entre la exploración y la producción”, explicó.
Asimismo, informó que a fines de junio se publicaría una versión actualizada del plan de suministro de gas natural del gobierno.
El mercado mundial del gas natural está cambiando drásticamente como consecuencia de la creciente producción de esquisto (shale) estadounidense proveniente de la cuenca Permian, en Texas, y de otras reservas no convencionales. En el 2005, la producción de gas estadounidense estaba en declive, y el país se volvía cada vez más dependiente de las exportaciones canadienses enviadas hacia el sur mediante gasoductos.
En ese entonces, se preveía que la producción interna disminuiría significativamente y por ende se propuso la construcción de varios terminales para procesar gas natural licuado (GNL) proveniente de todo el mundo. El auge del gas de esquisto, sin embargo, cambió totalmente esas expectativas.
En el 2009, según cifras de la Administración de Información Energética de los Estados Unidos (EIA, en inglés), Estados Unidos se convirtió en el mayor productor de gas a nivel mundial, sobrepasando a Rusia1. Consecuentemente, el año pasado y por primera vez en décadas, el país se convirtió en un exportador de gas neto.
Hoy en día, la mayoría de las exportaciones de gas de los Estados Unidos se transportan al sur por oleoductos, ya que México – enfrentando una caída de largo plazo en su producción doméstica y ante una creciente demanda – está expandiendo considerablemente los oleoductos transfronterizos para aprovechar el nuevo excedente de gas al norte de la frontera. Como consecuencia, el precio Henry Hub (estándar para los precios del gas estadounidense) ha ido a la baja. Las exportaciones de gas natural de Estados Unidos a México se han casi duplicado de 2,5 miles de millones de pies cúbicos por día (BCF/d, en inglés) en 2013 a 4,7 BCF/d en enero de este año, y se espera que las nuevas tuberías en construcción aumenten la capacidad de envío transfronterizo a
más de 13 BCF/día para finales de este año. Sin embargo, incluso con semejante control de mercado, el crecimiento estimado de la producción de la cuenca Permian y de otros lugares implica que Estados Unidos estará cada vez más abastecido de gas en el futuro previsible.
Fuente: Mundo Marítimo
Imagen: Archivo Mundo Marítimo
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