Las que han progresado son principalmente grandes empresas globales, que representan sólo una parte de la flota mundial
El transporte marítimo se ha quedado rezagado con respecto a otros sectores en materia de compromiso ESG. Quienes han progresado son principalmente grandes empresas globales, que representan sólo una parte de la flota mundial, un puñado de grandes empresas que corren a la caza de la ventaja de ser las primeras en utilizar combustibles sin emisiones de carbono. Sin embargo, la realidad entre la mayoría de las navieras, está mucho menos avanzada, según apunta Lloyd’s List. En ese contexto, la pregunta es cómo pueden las navieras comenzar a adoptar una estrategia sólida.
La mayoría de las ambiciones en materia de ESG anunciadas triunfalmente por las líneas navieras siguen careciendo de profundidad, detalle y credibilidad. De hecho, miles de buques, millones de marinos y gigatoneladas de dióxido de carbono no están cubiertos actualmente por las ambiciones ESG.
Construyendo ESG
La realidad es que muchas, si no la mayoría, de las políticas climáticas anunciadas por las empresas (y podría decirse que por los gobiernos) carecen de profundidad, detalle y objetivos intermedios creíbles si se comparan con los estrictos objetivos basados en la ciencia y alineados con los objetivos de 1,5 ºC de París.
En ese contexto, crear estrategias ESG creíbles es difícil. Aparte de la falta de certidumbre normativa o de precios, las revisiones corporativas necesarias para cambiar realmente los procesos y preparar las iniciativas de la empresa para el futuro están un paso por encima de lo que la mayoría de las pequeñas empresas que luchan por mantenerse al día con los retos actuales de cumplimiento pueden ofrecer ahora mismo.
Esto es un problema, porque mientras las grandes empresas se apresuran con iniciativas de sostenibilidad para conseguir una ventaja competitiva hoy, mañana ese mismo requisito de sostenibilidad se convertirá más bien en una licencia para operar.
Lo que ahora es voluntario se convertirá en requisitos obligatorios para las empresas y será importante cuando busquen obtener capital.
En definitiva, no se trata de un lavado de cara ecológico deliberado, sino de la magnitud del cambio que se exige a las empresas en los próximos años y de la realidad de que muchas navieras tienen dificultades.
Fuente: Mundo Maritimo
Imagen: Latam Green











