Las obras de renovación en la Av. Calle 134, programadas para septiembre de 2024, prometen mejorar las redes de acueducto, alcantarillado pluvial y sanitario. Sin embargo, el cierre total de la calzada norte entre la Carrera 52A y la Carrera 54 ha encendido el debate sobre el impacto en la movilidad de Bogotá. Durante tres meses, conductores y peatones deberán adaptarse a desvíos y nuevas rutas. ¿Podrá esta reestructuración cumplir con las expectativas o será otro golpe al congestionado tráfico de la ciudad?
Las actividades de renovación, lideradas por la Secretaría Distrital de Movilidad (SDM), incluyen el cierre de la calzada norte para permitir el avance de las obras bajo el Contrato EAAB No 1-01-31100-1075-2022. Las autoridades han definido un Plan de Manejo de Tráfico (PMT) para evitar caos en el tránsito vehicular y garantizar la seguridad de los usuarios durante el periodo de ejecución, que se extenderá por tres meses. Pero ¿serán estas medidas suficientes?
Impacto en el transporte particular y público
Para los vehículos particulares y de transporte público, los desvíos incluyen rutas alternas y un carril en contraflujo en la calzada sur, en sentido Oriente-Occidente. Sin embargo, la pregunta que queda en el aire es si los conductores podrán adaptarse a esta nueva realidad sin generar un colapso en las vías aledañas. La movilidad en Bogotá ya enfrenta serios problemas de congestión, y el cierre de una arteria principal como la Av. Calle 134 podría agravar la situación.
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Los usuarios del SITP también se verán afectados, ya que los paraderos cercanos a la zona en construcción serán trasladados provisionalmente. Esto, aunque aparentemente una medida simple, podría generar confusión entre los pasajeros, especialmente en horarios pico, donde el uso del transporte público se vuelve más crítico. La SDM ha instalado señalización adicional, pero la paciencia de los bogotanos será puesta a prueba.
Seguridad y recomendaciones
Para mitigar el impacto en la movilidad y seguridad, la SDM ha recomendado a los conductores y peatones seguir las instrucciones de los auxiliares de tránsito, prestar atención a la señalización y utilizar los desvíos y paraderos provisionales. Sin embargo, la realidad es que, en muchas ocasiones, las obras de esta magnitud generan incidentes imprevistos que afectan la circulación y la seguridad de los usuarios.
Además, ciclistas y peatones deberán transitar con precaución en esta zona afectada por el cierre vial. Aunque se han dispuesto cruces peatonales temporales, no es extraño que la improvisación genere riesgos adicionales. Bogotá, una ciudad donde la infraestructura peatonal y ciclística aún tiene un largo camino por recorrer, enfrenta ahora un nuevo reto en este sentido.
A pesar de las dificultades, las obras en la Av. Calle 134 también pueden verse como una oportunidad para mejorar la infraestructura de servicios públicos en Bogotá, lo cual es crucial para una ciudad en constante expansión. Pero el éxito de este proyecto dependerá en gran medida de la planificación y ejecución de las obras, así como de la capacidad de las autoridades para gestionar de manera eficiente el tráfico y minimizar las molestias a los ciudadanos.
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En conclusión, aunque el proyecto de renovación es necesario y promete mejoras en la calidad de vida a largo plazo, su implementación plantea una serie de desafíos inmediatos para la movilidad en Bogotá. Solo el tiempo dirá si las medidas propuestas son suficientes para mitigar el impacto negativo o si, por el contrario, esta será otra obra que los bogotanos tendrán que soportar pacientemente antes de ver resultados tangibles.
Fuente: Movilidad Bogotá