En una decisión que ha generado expectativas y cuestionamientos, la Alcaldía de Bogotá anunció que no llevará a cabo la segunda jornada del Día sin Carro y sin Motos en lo que resta de este semestre. A través de una publicación en la red social X, la Secretaría de Movilidad confirmó la medida, sin dar a conocer mayores detalles sobre las razones que motivaron la cancelación. Sin embargo, la administración local aprovechó la ocasión para reiterar su compromiso con la movilidad sostenible y solicitó a los ciudadanos seguir utilizando medios de transporte amigables con el medio ambiente, como el transporte público, la bicicleta o caminar.
Este anuncio ha dejado en el aire varias preguntas sobre los motivos de la cancelación, especialmente en un contexto en el que la capital ha venido impulsando, con creciente intensidad, iniciativas para promover alternativas al uso del automóvil privado. Si bien el Día sin Carro es una jornada esperada por muchos, también es un evento que polariza a la opinión pública. Por un lado, se celebra como un recordatorio del impacto ambiental que el uso masivo de vehículos tiene en la ciudad, mientras que, por otro, algunos sectores cuestionan la efectividad y los beneficios a largo plazo de estas medidas temporales.
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El pasado 1 de febrero, Bogotá vivió su primera jornada del año sin carros ni motos, con la salida temporal de circulación de aproximadamente 1,8 millones de vehículos, según estimaciones del Distrito. Durante ese día, la ciudad se transformó. Las calles, por lo general congestionadas por el tráfico, dieron paso a ciclistas, peatones y usuarios del sistema de transporte masivo Transmilenio, que vieron cómo la movilidad mejoraba notablemente en comparación con un día normal.
Los taxistas fueron uno de los sectores más beneficiados, ya que la demanda de su servicio aumentó considerablemente. De igual manera, Transmilenio, a pesar de sus constantes problemas de congestión, logró movilizar a un mayor número de pasajeros, lo que se reflejó en un incremento en el uso del sistema. Sin embargo, estos datos contrastan con las quejas habituales de muchos ciudadanos que critican la falta de infraestructura adecuada para soportar la masificación del transporte público y la bicicleta durante jornadas como esta.
A pesar de la cancelación de la segunda jornada, la administración de la alcaldesa Claudia López ha insistido en su compromiso con la movilidad sostenible. Bogotá ha sido testigo en los últimos años de un impulso a proyectos que promueven el uso de la bicicleta y el transporte público. Sin embargo, muchos se preguntan si estos esfuerzos son suficientes para cambiar verdaderamente el panorama de la movilidad en la capital.
El Día sin Carro ha sido una herramienta clave para sensibilizar a los ciudadanos sobre la importancia de reducir las emisiones y el impacto ambiental. Pero, ¿qué pasa cuando la jornada termina? La realidad es que, a pesar de estas iniciativas, Bogotá sigue siendo una ciudad dependiente del automóvil, con problemas crónicos de tráfico y contaminación.
La suspensión de esta jornada también pone en evidencia que, más allá de las acciones puntuales, la ciudad necesita soluciones estructurales. Mejorar el servicio de transporte público, ampliar las redes de ciclovías y fortalecer las políticas de sostenibilidad no pueden ser simplemente temas de un día, sino de un plan integral que ofrezca alternativas reales y sostenibles para todos los ciudadanos.
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La decisión de no realizar la segunda jornada del Día sin Carro invita a una reflexión más profunda sobre cómo se está abordando la movilidad en Bogotá. Si bien es cierto que estos eventos son simbólicamente importantes, también es crucial que la ciudad trabaje en la implementación de soluciones que no dependan de un día en el calendario. Bogotá debe aspirar a una transformación que haga de la movilidad sostenible una realidad diaria, accesible y eficiente para todos.
La clave está en el compromiso de los ciudadanos, las empresas de transporte y, sobre todo, en la acción decidida de las autoridades locales para fomentar políticas que integren el transporte público, el uso de la bicicleta y el desarrollo urbano planificado con miras a reducir la dependencia del automóvil.
En definitiva, la cancelación de esta jornada abre el debate sobre si se están tomando las decisiones correctas en cuanto a movilidad y sostenibilidad, y si las acciones del Distrito son suficientes para enfrentar los retos que una ciudad como Bogotá enfrenta diariamente. La pregunta que muchos se hacen ahora es: ¿cómo se va a avanzar realmente hacia una Bogotá más sostenible?
Fuente: LR