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¿Logra Bogotá recuperar la seguridad en TransMilenio? Operativos intensificados y cifras alarmantes

TransMilenio
Crédito Imagen: Alcaldía de Bogotá

La seguridad en Bogotá sigue siendo uno de los mayores desafíos que enfrenta la administración de Carlos Fernando Galán, quien desde el inicio de su mandato en enero de 2024, ha impulsado diversas estrategias para combatir el crimen. Entre los delitos prioritarios a erradicar están el microtráfico, la extorsión, el hurto y la violencia en sus múltiples formas. Sin embargo, uno de los focos más preocupantes ha sido el sistema de transporte público, especialmente TransMilenio y el SITP, donde la inseguridad se ha vuelto un tema recurrente y urgente de abordar.

Inseguridad en el transporte público: una constante preocupación

A diario, miles de personas en Bogotá utilizan los buses de TransMilenio para movilizarse, y para muchos, la experiencia no solo es incómoda debido a la alta congestión, sino también peligrosa. Los delitos que ocurren en estaciones, portales, puentes peatonales y paraderos de alimentadores son cada vez más comunes. Los esfuerzos de la administración Galán han incluido un incremento en la presencia de la fuerza pública, controles más estrictos, requisas y operativos para detener a delincuentes y prevenir robos o actos violentos. Pero, ¿es suficiente para recuperar la seguridad en el sistema?

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Según cifras de la Secretaría de Seguridad, durante los primeros nueve meses de 2024, se han realizado 1.591 capturas en TransMilenio. A esto se suman más de 225 mil comparendos por infracciones que alteran la convivencia, lo que demuestra que el problema de la seguridad en el transporte público sigue siendo alarmante. A pesar de los esfuerzos, los delitos en este sistema de transporte masivo han aumentado, con un incremento del 12 % en comparación con el año anterior.

Multas por ingreso irregular: una de las principales infracciones

Un problema grave que sigue afectando el buen funcionamiento de TransMilenio es el ingreso irregular al sistema. De las 225 mil sanciones impuestas, al menos 174 mil corresponden a personas que ingresan al sistema sin pagar el pasaje, ya sea saltando los torniquetes o ingresando por las puertas de los buses, poniendo en riesgo su vida. Este tipo de infracción no solo afecta financieramente al sistema, sino que también genera situaciones de caos y descontrol en estaciones y portales.

La multa por ingresar de manera no autorizada a TransMilenio es de $86.666 pesos, y evadir el pago del pasaje, cuyo costo es de $2.950 pesos, puede resultar mucho más caro para los infractores, ya que la sanción puede alcanzar los $173.333 pesos.

Los operativos que buscan restaurar la seguridad

Para combatir la delincuencia en el transporte público, la administración Galán ha implementado varios planes estratégicos, entre los que destacan:

  1. Tomas masivas: Operativos que permiten revisar antecedentes judiciales de los pasajeros. Este tipo de control es clave para identificar personas con cuentas pendientes con la ley y para prevenir que los delincuentes utilicen el transporte público como escenario de sus actividades.
  2. Plan Desarme: Este operativo busca la detección de armas ilegales en buses, estaciones y portales, reduciendo así el riesgo de violencia física dentro del sistema.
  3. Plan Arcángel: Agentes de la policía se camuflan entre los pasajeros vistiendo de civil. De esta manera, pueden reaccionar inmediatamente ante cualquier incidente de inseguridad sin alertar a los delincuentes.
  4. Plan Cazador: Enfocado en prevenir delitos relacionados con violencia física, psicológica y sexual, este operativo ha sido clave en la protección de los usuarios más vulnerables.

¿Es suficiente para devolver la confianza?

Si bien las cifras de capturas y operativos son significativas, la sensación de inseguridad en el sistema de transporte público sigue siendo alta. A medida que avanza el año, es fundamental que las estrategias implementadas se refuercen, se adapten y se evalúen continuamente para garantizar su efectividad. Bogotá necesita no solo mayor seguridad, sino también la percepción de que el transporte público es un espacio seguro y confiable para todos los ciudadanos.

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La tarea no es sencilla, pero con voluntad política, inversión en infraestructura y una mayor presencia de las autoridades, la seguridad en TransMilenio podría mejorarse sustancialmente, devolviendo la tranquilidad a los millones de usuarios que dependen de este sistema a diario.

Fuente: Canal Capital