ECONOMÍA: Andi propone subsidios para ayudar a la economía informal
Preocupantes expectativas para el país, en materia de empleo, de exportaciones, de crecimiento, tienen los industriales de la nación; asfixiados, además, por la falta de recursos ante el cierre de la producción y la ausencia de financiación. En materia de crédito, solo hasta ahora, con las garantías que el Gobierno asumirá, comienzan a abrirse las puertas financieras. Estos señalamientos, en general, están contenidos en la siguiente entrevista con el presidente de la Andi, Bruce Mac Master.
¿Cuánto le ha costado a la industria la cuarentena?
Muy difícil saberlo. Pero, además, es una pregunta difícil de responder porque no todo es cuantificable en pesos, ¿cómo comparar las vidas salvadas con pesos perdidos? Resulta tan complejo como poder saber cuáles serán las vidas afectadas en el futuro por la pérdida de empleos de hoy en día.
¿Y es que se prevé una gran pérdida de los empleos de hoy?
Infortunadamente, sí. Una gran cantidad de empresas están paradas, muchas tienen pocos días de caja disponible, aun si lo dedican exclusivamente a atender nómina; hay un inmenso efecto sobre el empleo informal que simplemente no está pudiendo trabajar. El empleo es, sin duda, la variable que más nos debe preocupar. Recordemos que Colombia tiene un poco más de 22 millones de ocupados, de estos, el 50 % son trabajadores informales, es decir, unos 11 millones. ¿Cuántos de estos no pueden trabajar por depender sus oficios de la interacción social?
Y las empresas formales, ¿cuántas están operando plenamente?
No es más del 30- 35 %. El resto, por supuesto, tiene dificultades. A nivel mundial, la OIT ha estimado que más del 6 % de los empleos están en grave riesgo, es decir, 195 millones. Al cruzar sectores afectados en Colombia con sus niveles de empleo, nos encontramos con que el 57,6 % de los empleos tienen alta vulnerabilidad. En el sector de la manufactura hablamos del 65 %.
¿Qué quiere decir que en el empleo hay sectores de alta vulnerabilidad?
Se trata de sectores con dificultades para operar y con restricciones de liquidez, en los cuales se puede prever que, a menos que se les otorgue liquidez inmediata o que logren operar y vender, les será más complejo mantener sus operaciones.
¿Qué sectores de la industria han soportado el mayor impacto?
Muchos. Hoteles, restaurantes, cines, aerolíneas, empresas de transporte terrestre de pasajeros, el sector automotor, el siderúrgico, las compañías que producen materiales de construcción, o las textileras. Desde el punto de vista exclusivamente industrial, se estima que el 25 % está totalmente detenido y hay otro 35 % que tiene grandes afectaciones.
¿Y el sector informal?
Ahí se presentan los mayores efectos. La mayoría, con excepción del campo, se encuentra totalmente paralizado, allí el efecto es inmenso.
¿Y qué se puede hacer para acudir en su ayuda?
A ellos hay que tratar de darles apoyos mediante transferencias monetarias, en primera instancia; esto es costosísimo desde el punto de vista fiscal, pero hay que hacerlo. Hay que buscar la forma de que recuperen sus ingresos lo antes posible.
¿Y el efecto sobre nuestras exportaciones?
Caerán. El FMI estima que a nivel mundial las exportaciones caerán el 11 %, la Cepal estima que las exportaciones de Colombia caerán el 10 %. Es estratégicamente importante aumentar exportaciones. El rearranque de la economía debe tener en cuenta con gran prioridad a los sectores que producen valor agregado y divisas, buscando que puedan operar de forma que contemos con un flujo constante de productos hacia el exterior para mantener los mercados.
¿El sector industrial ha tenido acceso al crédito?
Todavía no se puede decir que el crédito haya llegado a las compañías en forma masiva. Todos los días tengo llamadas de empresarios angustiados. El gran reto es cómo hacer para que un sistema financiero, líquido pero totalmente adverso al riesgo, atienda las inmensas necesidades de un sistema empresarial ilíquido.
Las medidas tomadas por el Gobierno van en el camino correcto. Acompañar al sistema financiero por buscar otorgarles liquidez a las empresas dándole prioridad al pago de nóminas es lo correcto desde el punto de vista económico y moral.
¿El mecanismo de usar el Fondo Nacional de Garantías no requiere una gran capitalización?
Sin duda. Valdría la pena fortalecerlo con gran decisión, volver a capitalizarlo llegando a 8 o 10 billones de pesos, lo que permitiría garantizar entre 100 y 200 billones de pesos, que puedan atender todas las necesidades de reperfilamiento de deudas actuales y permitan contar con nuevos créditos para atender en forma automática las necesidades de nómina y así defender el empleo.
Sí, pero cuando es tan urgente la necesidad de liquidez, de refinanciamiento, de créditos, ¿no se debería responder con la misma urgencia?
Es importante contar con mecanismos automáticos, a través de los cuales, dadas las garantías del Gobierno, se puedan producir aprobaciones inmediatas, que no nos hagan depender de los comités de crédito. En este momento, la oportunidad y la velocidad realmente hacen la diferencia.
¿Qué hacer para reactivar el aparato productivo?
La pregunta tiene dos dimensiones: una de oferta y otra de demanda; pero, en todo caso, está íntimamente relacionada con la dinámica del contagio y los logros en contenerlo. Desde el punto de vista de la oferta, el Gobierno ha hablado de la entrada en marcha paulatina de sectores en la medida en que se vayan creando condiciones seguras desde el punto de vista de salud. Para esto se han venido construyendo estrictos protocolos que atiendan con cuidado la necesidad de minimizar las posibilidades de contagio. Le diría que si se aplican, el mayor riesgo no estará en los sitios de trabajo, sino en las interacciones, por ejemplo, en los sistemas de transporte masivo. El otro frente es la demanda. Estamos consumiendo bienes de primera necesidad como alimentos, elementos de aseo, de higiene, medicamentos, servicios públicos y no mucho más. Las redes de distribución y consumo se encuentran interrumpidas.
¿Qué estímulos para proteger el empleo debería adoptar el Gobierno?
Todas las prioridades deben estar en tratar de mantener los ingresos de las familias. Debemos buscar que los que no cuentan con empleos formales reciban apoyo del Estado por la vía de transferencias monetarias. El reto grande es que hoy no estamos hablando del mismo universo que usualmente recibía apoyos, sino de uno inmensamente mayor, y esto trae dificultades en identificar los canales de distribución y, por supuesto, implica grandes esfuerzos en el frente fiscal.
Pero lo que más preocupa, le insisto, es el empleo. ¿Lo mantendrá la industria?
Las empresas han expresado su decisión de invertir prioritariamente hasta el último peso en mantener las nóminas. Esto, por supuesto, tiene un límite dado por los recursos disponibles. Hemos argumentado que la mejor forma de hacerlo es a través de créditos automáticos garantizados por el Estado. Hay la idea de que se podrían activar mecanismos de subsidio directo al empleo, que son supremamente interesantes, pero requieren de inmensos esfuerzos fiscales.
Otros países lo han hecho…
Así es, valdría la pena estudiar si hubiera espacio para ello, o incluso pensar en que los créditos para pagar nómina en algunos casos pudieran condonarse en el futuro, lo que daría algún tiempo a las finanzas públicas.
¿Deben adoptarse también alivios en materia de servicios públicos?
Se debería buscar mecanismos para aliviar a los hogares o a las empresas que están teniendo dificultades para asumir ese gasto. En el caso de los hogares, cualquier esfuerzo de subsidio debe ser asumido por el Estado a través de los fondos existentes o mediante esfuerzos fiscales de los gobiernos regionales.
Pero hay muchos intereses políticos en juego…
Es momento de trabajar juntos, de concentrar todos los esfuerzos en salir adelante, de dejar a un lado los egoísmos y polarización política que tanto daño nos ha hecho. El Gobierno, en general, ha actuado con gran tino, y oportunidad, teniendo en cuenta el balance entre salud y economía. Es un grupo comprometido en cabeza del Presidente que escucha y actúa, que sopesa las alternativas y aprende de las experiencias internacionales. Creo que han hecho un buen trabajo en atender una situación para la cual no hay manuales ni historia relevante, hay que acompañarlo y apoyarlo, falta mucho todavía y tenemos que trabajar juntos. Ojalá hubiera una declaración de ‘tregua política’ en donde todos los líderes dejaran de tratar de aprovechar en forma oportunista cualquier situación para atacar a su contrincante. El reto es demasiado grande para tratar de sacar ventajas políticas hoy. Siento que una buena parte de la población está cansada y quisiera verlos trabajando constructivamente.
Pero, concretamente, ¿a quiénes o a qué grupos se refiere?
A los grupos que han sido parte de la batalla política que se basa en la polarización en las noticias falsas o en las manipulaciones de redes.
El 27 debe terminar la cuarentena, pero no el virus… ¿Cómo enfrentar eso?
Con mucho cuidado, con protocolos en las empresas y en los sistemas de transporte masivo, sin vida social y con paciencia. En este frente hemos venido trabajando con la Vicepresidenta, el Pnud, la EAN, la OPS y la Andi, en encontrar mecanismos de aislamiento que permitan la movilidad. Se hizo una convocatoria, que se llama Cascos de Vida, dirigida a buscar el diseño de máscaras o dispositivos que permitan protegernos del contagio aunque estemos en situaciones de relativa cercanía. Se presentaron más de 330 diseños de equipos colombianos que se están evaluando desde el punto de vista de protección, costo y capacidades de producción, para lograr tenerlos en los próximos días y que sean usados en forma masiva. Si logramos esto, probablemente seamos pioneros en soluciones. Habrá otras medidas que simplemente implicarán limitar la densidad en términos de personas. Mientras no se baje el riesgo de contagio, debemos mantener la distancia.
¿Qué futuro le ve usted a la industria en Colombia?
Lo que le voy a decir puede parecer una herejía, pero para un país como el nuestro, que venía rezagándose en la dinámica de cadenas globales de valor, puede significar un segundo aire, de pronto es la oportunidad de arrancar de nuevo.
Muchas personas vaticinan que esta crisis conducirá a mayor automatización…
Tenemos que abrir aceleradamente ese debate en forma constructiva, lo que no siempre es fácil en el escenario laboral, porque de lo contrario podemos estar cometiendo un error histórico inmenso.
¿Hay riesgos de quiebras, de insolvencias o de cierres?
Infortunadamente sí. Las insolvencias y quiebras se presentan cuando las empresas no tienen cómo atender sus obligaciones. En una economía en la que muchas empresas están teniendo dificultades de liquidez porque no tienen ingresos o sus ingresos se ven dramáticamente reducidos, aunque tengan muchos activos, el riesgo de perder solvencia es inmenso. En la encuesta de la Andi, que analiza la liquidez de las compañías, se muestra cómo a finales de marzo el 59 % de las empresas tienen 30 días, o menos, de caja para atender sus necesidades laborales si dedicaran todos sus recursos a esto. También muestra cómo el 60 % tienen 30 días o menos para pagar proveedores.
¿Saldremos bien o saldremos mal de la actual encrucijada?
Saldremos golpeados, sin duda, la tarea es, entre todos, tratar de superarlo.
Finalmente, muchos sectores de la salud piensan que no es oportuno terminar la cuarentena el 27. Que corremos el riesgo de un altísimo contagio porque aún no hay señales científicas ciertas de que la pandemia disminuye. ¿Usted sería partidario, ante esta advertencia médica, de aplazar unos días más el regreso al trabajo y a la actividad industrial y comercial?
Es la pregunta más difícil. Yo soy partidario de trabajar mucho para contar con condiciones que nos permitan recuperar el ingreso de las familias colombianas y mantener la viabilidad de las compañías con seguridad. Creo que la humanidad nunca se había enfrentado a este dilema tan complejo en el cual estamos hablando de salvar vidas o salvar vidas.
Fuente: El Tiempo
Imagen: Archivo El Tiempo
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