El hambre es un mal del que padecen casi todas las naciones del mundo. Pero para las más desfavorecidas constituye un flagelo imparable que mata a millones de personas cada año. Y no parece que se esté haciendo nada eficaz para acabar con él.
Ocho posibles vías para resolver el hambre mundial. Millones de personas se mueren de hambre a pesar de que somos capaces y de hecho lo hacemos, de producir más que suficiente para alimentar a todo el mundo. ¿Qué podemos hacer al respecto ¿Y cuáles son los inconvenientes a los que nos enfrentamos?
Prevenir el acaparamiento de tierras
En todo el mundo se da la existencia de grandes latifundios, la mayoría de ellos improductivos. Por otra parte, muchos estados ricos adquieren tierras en los países pobres para su uso exclusivo.
En lugares como Etiopía, Sudán, Madagascar, Paraguay o Camboya se da el caso de que sus territorios están siendo explotados por extranjeros. Estos no aportan casi nada al país y sus habitantes. Entre tanto, se benefician de los frutos obtenidos.
Problema: en determinados sitios es muy difícil distinguir entre la inversión genuina y la expropiación de tierras a los pobres que la necesitan para hacer crecer su comida. Y esto sucede principalmente debido a la corrupción.
Bloquear la especulación
Enormes sumas de dinero de los más diversos fondos de inversión, han inundado los mercados de materias primas desde la crisis financiera mundial. Y lo hacen en busca de rendimientos que ya no se encuentran disponibles en otros rubros.
Los sistemas de trading automatizado se dedican a explotar las pequeñas fallas mercantiles y fomentan la volatilidad de las monedas. Estas artimañas hacen imposible que los operadores tradicionales puedan mantener los precios estables.
Problema: mucho se discutió en el G20 y el G8 acerca de un acuerdo internacional sobre la reforma y la regulación de los mercados de materias primas. Pero la solución no parece estar más cerca que cuando el problema fue identificado por primera vez. Los bancos y los inversores no ayudan en nada y ejercen presiones que solo les favorecen a ellos.
Producir menos biocombustibles con granos
La presión para alcanzar las metas de reducción de emisiones de CO2 que provienen de los combustibles fósiles ha hecho que los países ricos transformen la soja, el maíz y otros cultivos alimentarios en etanol y biodiesel. Los biocombustibles de segunda generación no utilizarán cultivos alimentarios, sino los residuos de la madera (pellets).
Problemas: los costes de los cultivos y de los combustibles están inextricablemente vinculados. Por lo que la producción de biocombustibles podría hacer bajar los precios de los alimentos. Pero eso es algo que las multinacionales no están dispuestas a permitir. Ocho posibles vías para resolver el hambre mundial.
Detener el consumo desmedido de carnes
La producción de carne es un despilfarro de los recursos limitados del planeta. Hoy en día el 40% de los cultivos de cereales que se cultivan se emplean en alimentar al ganado. Cuanto más intensiva sea la cría, peores son los resultados. Ya que no solo se fomenta el hambre, sino que se incrementa el calentamiento global. Lo peor es que se ha demostrado que solo el 2,5% de la alimentación del ganado se transforma en realidad en calorías para nuestro consumo.
Problemas: la ONU dice que la producción agrícola tendrá que aumentar un 60% para alimentar a las 2 mil millones de bocas extra que habrá en 2050. Sin contar con lo que se debe producir para dar de comer al ganado. Simplemente, las cuentas no cuadran.
Apoyar a los pequeños productores
Existe un consenso entre las ONG y los gobiernos, respecto a que el apoyo y la capacitación de los pequeños agricultores es la mejor solución posible para el futuro de la seguridad alimentaria. Con sistemas basados en la sostenibilidad.
Una combinación de ayuda, educación en los métodos de baja tecnología, tales como el riego por goteo o una siembra sostenible y la introducción de mejores semillas y fertilizantes naturales, podría desatar una revolución verde en África. Como la que transformó el sur de Asia en el siglo XX.
Problema: los países ricos han demostrado no ser muy consecuentes a la hora de cumplir con sus promesas de ayuda. Y para colmo el problema de los cultivos genéticamente modificados o transgénicos ya forma parte de estos esquemas.
Acabar con la desnutrición infantil
«La eliminación de la desnutrición es alcanzable. Está en nuestras manos». Estas fueron las palabras que Bill Gates pronunció en la cumbre de Londres. Y muchas empresas y naciones ricas están respaldando un plan dirigido por varios gobiernos africanos para hacerle frente a este problema.
La solución está en la educación de las buenas técnicas de alimentación, que a veces van en contra de las costumbres. Y en obtener los nutrientes adecuados para la madre y el niño desde el principio del embarazo.
Problema: los críticos dicen que estos actos no solo podrían considerarse “aislados”, sino que desvían la atención de los responsables políticos de la tarea de resolver los problemas sistémicos en el suministro de alimentos. Ocho posibles vías para resolver el hambre mundial.
Cuidarse de la biotecnología
Los controvertidos cultivos transgénicos no son la solución hasta que se pruebe de manera fehaciente que no resultan nocivos para la salud humana. Y de nada sirve que no los consumamos directamente, si son parte de la dieta habitual del ganado, de los cerdos o las aves que terminan en las mesas de millones de personas en todo el mundo.
Problema: los riesgos de la tecnología aún no son medibles. Y no hay sistemas de regulación satisfactoria para ellos. Preocupa que se justifique la continuidad de estos alimentos modificados con la excusa de que salvarán al mundo del hambre. Algo que está claro que no sucederá.
Reducir la pobreza
El crecimiento económico ha sido visto como la clave para reducir el hambre. Más comercio, la liberalización financiera y la apertura de los mercados deberían ayudar al flujo de alimentos, para que no existiera escasez en ningún sitio. El relativo éxito de la reducción de la pobreza en China es un buen augurio.
Problema: no es fácil de organizar cuando aún hay sitios donde la recesión económica es un problema. Si bien China es un buen ejemplo, en contraposición está el caso de la India, donde la pobreza aumentó durante la última década a pesar auge del país.
Fuente: Ecoticias
Imagen: Pixabay