Según Colfecar, un viaje Bogotá-Buenaventura, un trayecto de 14 horas, toma cinco veces más tiempo del que deberíaVíacrucis de los transportadores. El gremio de empresas de carga terrestre pidió apoyo a las autoridades del sector para reducir las ineficiencias en la cadena logística. Facilitar la carga de compensación y vigilar los patios de contenedores, entre las solicitudes.
Colombia ha sido un país camionero históricamente. Más del 70 % de la carga que se genera en el país se mueve por tierra, según el Ministerio de Transporte. Sin embargo, las dificultades del sector son reflejo de los vacíos que ha acumulado la cadena logística a lo largo de muchos años. Hoy por hoy, el país es quinto en América Latina en el Índice de Desempeño Logístico del Banco Mundial y ocupa el puesto 58 en el ranking global.
]]>Un ejercicio de la Federación Colombiana de Transportadores de Carga (Colfecar) proyectó que un viaje desde Bogotá hacia Buenaventura —un trayecto de 14 horas donde se deben pagar nueve peajes— toma cinco veces más tiempo del que debería por cuenta de una serie de ineficiencias en la cadena de recolección y entrega de mercancías. Así lo dio a conocer el gremio en el marco del 44° Congreso Internacional de Transporte de Carga y su Logística, que tuvo lugar la semana pasada en Cartagena, y en el cual se discutieron los retos de la industria y el camino hacia la competitividad.
Buenaventura es el segundo puerto marítimo más importante de Colombia después de Cartagena, incluso hace parte de los diez más importantes de América Latina. Con 1.300 kilómetros de costa pacífica, mueve el 30 % del comercio internacional del país, especialmente el que proviene o se dirige al mercado asiático.
Las dificultades, en palabras de directivos de la federación, comienzan cuando el transportador lleva el contenedor vacío a inspección antes de cargarlo, una tarea de las empresas navieras que se presta en rangos de tiempo apretados de lunes a viernes y apenas medio día los sábados a un precio de $15.000. Pero para llegar al patio debe superar un trancón de más de 10 kilómetros, que puede tardar de dos a cuatro horas porque la vía que conduce a los puertos de TCBUEN y de la Sociedad Portuaria de Buenaventura solo tiene una calzada por cada sentido y recibe en promedio 1.600 vehículos, con lo que el tiempo total de entrega se extiende hasta un día.
Pero no es el único cuello de botella. Según Colfecar, el cargue de los contenedores toma entre una y seis horas debido a daños en las básculas, caídas en el sistema de turnos y hasta congestión para salir del puerto. Y no termina ahí. Una vez en la vía, el viaje se interrumpe por paradas en los puestos de control y desvíos que extienden los tiempos de desplazamiento hasta dos días.
Esto ya lo ha demostrado en varias ocasiones la Encuesta Nacional Logística del Departamento Nacional de Planeación (DNP), cuyo dato más importante revela que para los negocios del país el costo logístico llega a ser equivalente al 13,5 % de las ventas, en promedio. La cifra es alta si se considera que la media en los países de la OCDE está alrededor del 8 %.
La logística es un negocio cuyo éxito es la coordinación. Para Nidia Hernández, presidenta de la Junta Directiva de Colfecar, se trata de una carrera contra el tiempo, pues hay sobrecostos o pérdidas que recaen sobre las empresas de transportes si se utiliza el contenedor por un tiempo mayor al inicialmente pactado; si se llega tarde a la cita al puerto; si se deben pagar derechos por guardar la mercancía (bodegaje); si no se consigue carga de compensación (coordinar viajes de ida y vuelta con mercancía), entre otros, lo que implica también mayores gastos en comidas y hospedaje para el conductor.
El presidente de Colfecar, Juan Miguel Durán, llamó la atención sobre el hecho de que el comportamiento de la balanza comercial sigue siendo deficitaria, “lo que impacta directamente al transporte ya que esta situación hace que no haya suficiente carga para llevar a los puertos, obligando a las empresas a hacer viajes en vacío, algo que no le conviene al sector ni a la economía”.
A esta lista se suman también la inseguridad en las carreteras, la congestión vehicular en el ingreso a las ciudades, limitación en servicios y horarios por días festivos, carencia de infraestructura en la cadena (vías, muelles, bodegas), adquisición de seguros que aunque son para la mercancía los paga el transportador, restricciones de circulación por zonas y pico y placa ambiental, por mencionar algunos.
Al final esto implica, de acuerdo con Colfecar, que las ineficiencias en el proceso impiden que el transportador haga 10 viajes al mes, que es lo que por tiempo podría cumplir, y solo complete cuatro, pues aunque el viaje dura en promedio 14 horas, en descargar y cargar contenedores que salen del puerto se están tardando hasta 72 horas y en descargarlo nuevamente cuando llega a su destino pueden demorarse tres días más.
Durante la clausura del Congreso Internacional de Transporte de Carga y su Logística, el presidente de la República, Iván Duque, manifestó: “no puede ser que muchos de nuestros transportadores lleguen a puerto y les conviertan los camiones en bodegas porque los llenaron de carga para dejarlos aparcados 24 y 48 horas”. Luego anunció que se viene trabajando en un nuevo documento Conpes de logística que será la base de una serie de políticas y regulaciones que le apuntan a modernizar el sector, flexibilizar los trámites y reducir los costos de operación.
El mandatario destacó que el sector recibió el tratamiento “que merece” al incorporar políticas sectoriales en el Plan Nacional de Desarrollo y la Ley de financiamiento, además del nuevo decreto de chatarrización, la priorización de inversión en vías terciarias y la reactivación de la concesiones viales de cuarta generación y otros macroproyectos como el Túnel de La Línea: “eso permite que se pueda financiar, apoyar y desarrollar la transformación y la recuperación del parque automotor de carga”, destacó.
Otra de las grandes quejas de las empresas de transporte tiene que ver con los tiempos de pago, que pueden tomar hasta 90 días, “el transportador terrestre debe financiar este flete cuando el marítimo tiene el flete pago antes de cargar el contenedor”, dijo Hernández. Además, según cálculos del gremio el 70 % de los costos de la operación deben estar cubiertos antes de que inicie el viaje y el 30 % restante se deben asumir en los siguientes cinco días, máximo. Al respecto, Durán cuestionó que por años las empresas de transporte han financiado a los generadores de carga “soportando una posición dominante condicionada a la aceptación de pagos demorados” al punto de que en dos años 300 compañías se acogieron a ley de insolvencia, principalmente por los retrasos en los pagos.
Para la superintendente de Transporte, Carmen Ligia Valderrama, la clave está en concentrarse en la vigilancia preventiva a través de la promoción y prevención para incentivar el cumplimiento de la normatividad vigente. Por esta razón, la entidad se fortaleció en las funciones antes mencionadas “como la mejor alternativa para reducir los riesgos de sanciones y generar ventajas competitivas para que las empresas transportadoras presten el servicio con las mejores condiciones de calidad y seguridad”.
A la fecha la Superintendencia ha visitado a 18 empresas de carga, que hacen parte de las 50 escogidas para llevar a cabo este programa de apoyo técnico, jurídico y operativo entre julio y diciembre de este año. “Este acompañamiento genera la posibilidad de corregir inconsistencias menores en las empresas sin que lleguen a convertirse en sanciones”, destacó la funcionaria.
En su discurso, Durán le dijo al sector que en el marco del evento le entregó a la ministra de Transporte una serie de propuestas concretas “para que sean analizadas y se hagan las respectivas modificaciones” en temas como básculas camioneras, carga extradimensionada y manejo de mercancías peligrosas. También anunció que próximamente entregará unas más encaminadas al mejoramiento de los enrutamientos en puertos, al manejo de los patios de contenedores y la inspección de carga.
Fuente: El Espectador
Imagen: Archivo El Espectador
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