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¿Viajar más y pagar menos?

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Con un inmenso sistema que transporta a más de dos millones de pasajeros al día a lo largo de 1.114,4 kilómetros de vías en troncal, 138 estaciones, 11 troncales en operación, 9 portales y 53 patios garaje, Transmilenio es un emblema controvertido en la capital colombiana. A pesar de ser una vía ágil y eficiente para muchos, la polarización de opiniones persiste entre aquellos que critican su servicio y seguridad, y aquellos que lo ven como una solución ágil en horas no pico.

Las críticas no son escasas, y uno de los puntos de desacuerdo más evidentes es el alto costo del pasaje en comparación con sistemas similares en la región. Para el componente troncal de Transmilenio, el costo es de $2.950, mientras que el pasaje zonal del SITP asciende a $2.750. Sin embargo, un rápido vistazo a otros países de América Latina revela alternativas que presentan tarifas más bajas y opciones de ahorro para los usuarios.

En la capital de Ecuador, Quito, el sistema de buses articulados conocido como Trolebús ofrece un pasaje de solo 0.25 dólares, equivalente a 997 pesos colombianos. Lima, en Perú, cuenta con el servicio Metropolitano, donde los buses articulados funcionan con gas y el pasaje tiene un costo de 2.5 soles, que equivale a 2.554 pesos colombianos.

La discrepancia en el valor del pasaje ha llevado a varios expertos a plantear alternativas que permitan a los ciudadanos colombianos ahorrar dinero en su transporte diario, especialmente para quienes dependen de Transmilenio y el SITP para sus desplazamientos laborales.

Darío Hidalgo, experto en movilidad y profesor de la Universidad Javeriana, sugiere una alternativa que podría reducir el gasto de los usuarios. Hidalgo señala que en Buenos Aires, Argentina, existe la tarjeta Sube, la cual opera bajo el lema “Más viajas, menos pagas”. Esta tarjeta ofrece tarifas decrecientes a medida que los usuarios realizan más viajes, generando un ahorro acumulativo. Además, en ciudades como España, Alemania e Inglaterra, se implementan sistemas donde después de un número determinado de viajes en el mes, los siguientes se convierten en gratuitos, fomentando la movilidad sostenible y beneficiando las finanzas de los usuarios.

Germán Prieto, profesor de la especialización en Gerencia del Transporte de la Universidad Jorge Tadeo Lozano, respalda esta propuesta al considerar que un enfoque de este tipo beneficiaría a estudiantes y trabajadores por igual. Prieto afirma que esta medida permitiría a las personas no solo presupuestar su gasto mensual en transporte, sino que también se traduciría en ahorros sustanciales. “La persona no solo puede presupuestar su gasto mensual de transporte, sino que, además, le puede salir un poco más económico, teniendo un buen impacto en las finanzas”, sostiene.

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