Así como el cuerpo humano se alimenta y desarrolla a través de sus arterias por donde fluye la sangre, similarmente lo hacen los países del mundo a través de las vías de comunicación, dinamizando las economías nacionales y la internacional. Colombia hoy se encuentra en cuidados intensivos en este particular, limitada en movilidad e interconexión, veamos.
Para el caso, es imprescindible citar al general alemán Karl Haushofer (1869-1946), geógrafo e ideólogo del “espacio vital”, definido como el “área de influencia de un Estado”. Inteligentemente Haushofer vislumbra 4 elementos para convertir a un Estado en potencia mundial, adaptable a Colombia, así: el Heartland o ciudad capital; para el caso nuestro Bogotá, corazón motor, geográficamente ubicado en el centro, con capacidad de bombear sangre (industria, tecnología, comercio, etc.) hacia todas las direcciones del territorio nacional. El segundo elemento son los Hiterland o ciudades intermedias (Medellín, Bucaramanga, Barranquilla, Buenaventura, entre otras), que reciben del Heartland (Bogotá) todo ese desarrollo y lo mueven hacia el tercer elemento, las Fronteras, que aperturan oportunidades de negocio en los países limítrofes y en otros continentes. Pero para que todo esto funcione, se requiere del cuarto elemento, el más importante, las Vías de Comunicación y aquí nos rajamos, por falta de visión y otras malas prácticas.
Mientras el 78% de la economía de los Estados Unidos se mueve por tren, nosotros acabamos por la corrupción con los ferrocarriles nacionales en 1991, poseyendo más de 2.600 kilómetros de vías férreas. Mientras la economía mundial se dinamiza en un 96% a través de los mares y océanos, Colombia liquidó en 1997 la Flota Mercante Gran Colombiana, fundada en los años cuarenta, siendo referente mundial en el comercio marítimo. Además, la historia nacional distingue a SENARC (Servicio Naviero de la Armada), promoviendo la economía de los antiguos territorios nacionales por los ríos, pero la falta de visión estatal lo llevaron a la quiebra, para terminar su periplo empresarial en 1992. Y qué decir de la conectividad al internet, hoy esencial para la educación y el trabajo. El 38% de las familias colombianas (aprox. 19 millones de habitantes) se encuentran marginadas de este medio, mientras que países desarrollados como Israel, Canadá y Corea del Sur, lo ofrecen gratuito a todos sus pobladores.
En vez de estar pensando en reformas políticas, en desmembrar la economía nacional o en cambiar periodos de gobernabilidad, más bien visionemos una Colombia con un sistema integral de vías de comunicación, llevando la “sangre de la economía” a todos los rincones del territorio nacional, para influenciar internacionalmente y distinguirnos como una “potencia mundial”.
Fuente: El Universal
Imagen: Carreteras