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Aviones de combate: Gripen Versus F-16. La seguridad nacional de colombia

La defensa nacional requiere, de forma perentoria, renovar la flota de combate aérea, compuesta por cazas de combate multipropósito de tercera generación IAI-Kfir C10/12 COA israelíes, que a finales de 2023 estarán obsoletos.

El gobierno de Juan Manuel Santos en 2012 no realizó esta renovación a pesar del bajo precio del dólar que rondaba entre los $1.800 a $2.000 por dólar aproximadamente. Posiblemente, el temor que este gobierno sentía por tomar decisiones que implicaban fortalecer a las FF.MM, porque consideraban podrían contrariar a las Farc, y ocasionar una ruptura de las negociaciones. A pesar, que la evidencia muestra que fortalecer las capacidades bélicas, hubiera mejorado notablemente la posición de los negociadores del gobierno frente a las Farc.

Posteriormente, el gobierno del presidente Iván Duque adelantó las negociaciones con el gobierno de Estados Unidos y la empresa Lockheed Martin, productora de los cazas polivalentes F-16 Bloque 70, que entrarían a remplazar a los Kfir. Sin embargo, la pandemia de Covid-19 y el paro de 2021 dio al traste con esta indispensable adquisición para la defensa nacional.

Así, el gobierno de Gustavo Petro llegó a la Casa de Nariño con un enfoque de seguridad que se sustenta en diálogos con los grupos armados organizados (GAO) y grupos de crimen organizado (GDCO) que conduzcan a su desmovilización e incorporación en la vida política del país. Mientras, con Venezuela ha restablecido relaciones diplomáticas, mostrándose como un gobierno que sustenta su seguridad en el intercambio comercial y político. Esto los internacionalistas lo denominan escuela liberal de las relaciones internacionales.

No obstante, esta teoría de relaciones internacionales fracasó estruendosamente entre Ucrania y Rusia a pesar del intenso comercio que había entre ambas naciones, un recordatorio que la disuasión es fundamental para mantener buenas relaciones entre vecinos.

Así, hace pocos días el ministro de Defensa, Iván Velásquez, anunció que Colombia estaba estudiando la posibilidad de renovar la flota de combate, y, entre líneas, quedó la percepción que los cazas de combate Gripen-NG de la empresa sueca Saab son la primera opción del gobierno; a pesar de que la Fuerza Aérea de Colombia tiene reservas frente a este avión, tal como lo reseña Erich Saumeth corresponsal del Journal Militar Jane’s.

El reconocimiento, que da el presidente Gustavo Petro para renovar los escuadrones de combate, es una buena noticia tanto para la defensa nacional, como para su política de paz. Este realismo político se aleja de las posiciones liberales de las relaciones internacionales en torno a la seguridad. Lo que no será de buen recibo para sus simpatizantes, ni aliados políticos, que consideran el fortalecimiento de las FF.MM. como un golpe a las promesas de campaña.

Ahora, en relación con los Gripen-NG se debe mencionar que estos aviones tienen pocos usuarios en el mercado internacional. Solo tres fuerzas aéreas de importancia (Suecia, Brasil y Sudáfrica) lo tienen como su caza de combate principal. Esto muestra que ingenieros y técnicos en aviones de combate a nivel global ven falencias en estos cazas. Por lo tanto, este es un punto desfavorable, porque implica que los costos de mantenimiento y entrenamiento tienden a elevarse.

El segundo punto, es que los Gripen-NG que podría adquirir la Fuerza Aérea de Colombia serían nuevos y a un precio inferior a los F-16 Bloque 70. Este es un ítem favorable para los cazas suecos. No obstante, un avión de combate se puede dividir entre su costo de adquisición y el valor de la línea logística, es decir, mantenimiento, cambio de piezas, actualización de la aviónica, sistema de armas y entrenamiento de pilotos y técnicos. Según cálculos realizados, el costo del avión representa 30% y la logística un 70%. Por lo tanto, en una valoración costo/beneficio, la logística tiene mayor relevancia. En el caso de los Gripen-NG, debido a los pocos usuarios que posee, los costos logísticos y de operación se elevan de forma considerable.

El tercer punto es que los Gripen-NG no han sido probados en combate real, por lo tanto, la información que se tiene de su desempeño en misiones de defensa de objetivos o ataques contra blancos estratégicos proviene de simulaciones de inteligencia artificial o ejercicios militares que son escasos debido a que Suecia no es parte de la OTAN; por consiguiente, su participación en juegos de guerra es limitada. Por el contrario, el F-16 Bloque 70 es un caza fogueado en múltiples escenarios bélicos reales, donde ha demostrado su desempeño y capacidad, imponer superioridad aérea, convirtiéndolo en el avión de guerra más apetecido del planeta.

El cuarto punto es que la geopolítica sueca se inclina por misiones de estabilización de la paz, además de poseer un intenso lobby de Organizaciones No Gubernamentales (ONG) que tienen un sesgo contra las FF.MM. de varios países incluida Colombia. Lo que podría, en un futuro, ocasionar que el Parlamento sueco fuera objeto de la presión de estas ONG para bloquear el uso de los Gripen-NG, en caso de que estos se volvieran el caza de combate principal de Colombia. Esto colocaría en aprietos el desarrollo de operaciones militares en contra de grupos armados y de disuasión de amenazas externas en contra del país.

Igualmente, el empleo final de las operaciones de los F-16 que está en posesión de otros Estados, pasa por una revisión de los protocolos del Departamento de Defensa de Estados Unidos, lo que en varias ocasiones ha generado fricciones entre los estados mayores de los países que tienen estos aviones (Caso chileno) y el Pentágono; lo que termina siendo una desventaja en contra de los F-16.

Por otra parte, la empresa Saab se compromete con el Estado colombiano a realizar transferencia tecnológica, lo que podría permitir a la Fuerza Aérea en un futuro poder fabricar sus propios aviones. No obstante, la experiencia brasilera muestra que ha habido problemas con esta transferencia; dificultades que podrían agudizarse para Brasil en un futuro cercano, por una serie de problemas técnicos que se desarrollarán en una siguiente entrega.

En conclusión, los Gripen-NG se entregarían nuevos a Colombia a menor precio por unidad, pero con una línea logística más costosa, debido a que es un avión con bajas ventas en el mercado de armas estratégicas global.

Mientras, el F-16 es el caza más vendido de la historia, lo que eleva su precio, pero con una línea logística de más bajo costo, gracias al hecho que varias fuerzas aéreas lo emplean, lo que deriva en que piezas, simuladores y sistema de armas pueden ser provistos por diferentes fabricantes. Este hecho permite dar mayor agilidad a las operaciones disuasivas y ofensivas. Adaptarlo con mayor facilidad al ambiente operacional, el cual es altamente variable dadas las amenazas de seguridad que sufre Colombia.

El ministro de Defensa tiene la delicada labor de escoger la mejor opción para proteger a los colombianos. Este artículo solo pretende dar luces sobre una cuestión estratégica para los intereses de la nación, sin tomar partido por ninguna opción, sino colocando de relieve los principales pros y contras de dos buenos cazas de combate, que serán un pilar fundamental de la integridad territorial, la soberanía y la seguridad del país.

Fuente: Lasillavacia

Imagen: El Confidencial Digital