Por tercer día consecutivo, las vías fronterizas entre Colombia y Ecuador están bloqueadas por transportistas y camioneros colombianos que protestan por el aumento del precio del combustible y exigen al Gobierno una mayor inversión en infraestructura y más seguridad en las carreteras. La situación ha generado una profunda crisis que afecta el comercio y la movilidad entre ambos países, con tramos críticos de la vía Panamericana paralizados, incluyendo el puente de Rumichaca y la carretera que conecta Ipiales con Pasto, la capital del departamento de Nariño.
Edison Mena, presidente de la Asociación Colombiana de Camioneros (ACC) seccional Ipiales, explicó a EFE las razones detrás de esta movilización. “La decisión del paro se tomó debido a grandes problemáticas que aquejan a nuestro departamento; uno, la seguridad de las vías entre la frontera de Nariño y Cauca, en la carretera Panamericana (…) mantenimiento y recuperación de las vías,” detalló Mena. Además, destacó la preocupación por la competencia desleal y solicitó que “cada quién trabaje en su país, que la carga en Colombia sea movida por vehículos colombianos y la carga en el Ecuador sea movida por vehículos ecuatorianos”.
Estas demandas no son nuevas. Los transportistas han estado solicitando al Gobierno colombiano una respuesta efectiva desde hace meses, pero según Mena, “lastimosamente no ha atendido, no ha llegado a conclusiones definitivas”.
El Ministerio de Transporte de Colombia ha enviado una delegación para dialogar con los camioneros. “Hemos estado presentes para establecer mesas de diálogo con transportadores. Junto a las autoridades locales, avanzamos en los compromisos y preparamos negociaciones con otras carteras ministeriales para alcanzar acuerdos coherentes”, señaló el Ministerio en un mensaje publicado en X. Sin embargo, la falta de soluciones rápidas y efectivas mantiene la tensión en aumento.
Nicolás Toro, alcalde de Pasto, ha alertado sobre las graves consecuencias que el paro podría tener para su ciudad. “El nuevo paro bloqueando la ciudad de Pasto va a provocarnos daños de incalculables consecuencias”, afirmó Toro, quien hizo un llamado urgente al Gobierno para que atienda la situación.
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Las autoridades ecuatorianas también están involucradas en el diálogo con los transportistas colombianos. Lucía Pozo, gobernadora de Carchi, expresó su preocupación por la situación. “Como Estado ecuatoriano, estamos muy preocupados por la situación que están viviendo nuestros transportistas al otro lado. En la ciudad de Tulcán el día de ayer tuvimos el registro de 52 transportes cargados con banano, también tenemos mulas cargadas con cebolla y el día de hoy también llegaron camarones” que están represados en la frontera, explicó Pozo a EFE.
Las pérdidas económicas son significativas, con un costo aproximado de 200.000 dólares diarios para el transporte pesado en la región del Carchi. La gobernadora detalló que las autoridades están tratando de establecer un corredor humanitario que permita que la carga ecuatoriana pueda llegar a Colombia.
Ricardo Morales, un comerciante de la zona fronteriza, expresó su frustración: “Desde que cerraron la frontera nos está afectando mucho”. La preocupación no se limita solo a Ecuador. En departamentos colombianos como el Cauca, ya se están sintiendo los efectos del cierre fronterizo con el alza de los precios de los alimentos y el desabastecimiento.
El conflicto actual no es solo una cuestión de precios de combustible. Los transportistas están luchando por la seguridad en las vías y una infraestructura adecuada que garantice su trabajo. La inseguridad en las carreteras de Nariño y Cauca ha sido un problema persistente, y la falta de mantenimiento de las vías complica aún más la situación. Estos problemas estructurales han llevado a los transportistas a tomar medidas drásticas para llamar la atención del Gobierno y exigir una solución.
La exigencia de que la carga sea movida por vehículos del país respectivo busca proteger el empleo local y asegurar que los transportistas colombianos no sean desplazados por la competencia extranjera. Este aspecto del paro revela una dimensión más profunda de la crisis, donde la globalización y la apertura de fronteras pueden tener consecuencias adversas para los trabajadores locales.
El Gobierno colombiano enfrenta un desafío monumental. Las demandas de los transportistas requieren una respuesta integral que aborde no solo el precio del combustible, sino también la seguridad y la infraestructura. La creación de mesas de diálogo es un paso en la dirección correcta, pero la falta de resultados concretos hasta ahora ha incrementado la desesperación y el descontento entre los transportistas.
La intervención de otras carteras ministeriales podría ser crucial para encontrar una solución sostenible. La colaboración entre el Ministerio de Transporte, el Ministerio de Hacienda y otras entidades gubernamentales es esencial para diseñar políticas que respondan a las necesidades de los transportistas y mejoren las condiciones de las vías.
El bloqueo de las vías fronterizas entre Colombia y Ecuador es un claro reflejo de los desafíos que enfrenta el sector del transporte en ambos países. La situación actual subraya la urgencia de una intervención gubernamental efectiva y la necesidad de una infraestructura robusta y segura. Los transportistas, que son el pilar del comercio y la economía, necesitan soluciones rápidas y sostenibles para continuar desempeñando su papel vital.
La comunidad internacional también tiene un papel que jugar en la resolución de esta crisis. El comercio entre Colombia y Ecuador es crucial para la economía de la región, y cualquier interrupción prolongada tendrá repercusiones significativas. Es imperativo que las negociaciones actuales conduzcan a soluciones que no solo resuelvan los problemas inmediatos, sino que también fortalezcan la resiliencia del sector del transporte a largo plazo.
Mientras tanto, las ciudades afectadas por el bloqueo, como Pasto y Tulcán, deben prepararse para enfrentar las consecuencias económicas y sociales de esta crisis. La colaboración entre los gobiernos, las asociaciones de transportistas y la comunidad internacional será clave para superar este desafío y asegurar un futuro más próspero y estable para el sector del transporte en la región.
Fuente: eje21