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El sistema de transporte de Bogotá en la cuerda floja por déficit millonario

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Crédito Imagen: Instituto de Desarrollo Urbano IDU

El sistema de transporte masivo de Bogotá, TransMilenio, se encuentra en una encrucijada crítica. Un déficit de 3,07 billones de pesos en el Fondo de Estabilización Tarifaria (FET), sumado al incumplimiento del Gobierno Nacional en la entrega de los 825 mil millones de pesos comprometidos, amenaza con llevar a la paralización de este servicio esencial. La gravedad de la situación no puede ser subestimada, ya que afecta no solo a la movilidad de millones de bogotanos, sino también a la estabilidad económica y social de la ciudad.

La magnitud del déficit del FET es un problema que debe ser tratado con la seriedad que amerita. Este fondo, creado para mantener las tarifas de transporte asequibles para la población, ha sido clave en la sostenibilidad del sistema de transporte público de Bogotá. Sin embargo, la falta de recursos suficientes ha dejado al sistema en una posición de vulnerabilidad extrema, poniendo en riesgo su operación diaria.

El incumplimiento del Gobierno Nacional en la entrega de los recursos comprometidos añade una capa adicional de complejidad a la crisis. Estos fondos no son un lujo, sino una necesidad imperiosa para garantizar que el sistema pueda seguir funcionando sin interrupciones. La ausencia de estos recursos pone una presión insostenible sobre las finanzas del Distrito, que no puede ni debe cargar con la responsabilidad financiera de un sistema que beneficia a toda la región.

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La evasión del pago en TransMilenio es otro de los problemas que agravan la situación financiera del sistema. Los “colados” no solo representan una pérdida directa de ingresos, sino que también contribuyen a la percepción de impunidad y desorden dentro del sistema. Este fenómeno no puede ser ignorado, ya que mina la confianza en el transporte público y socava los esfuerzos para mantenerlo operativo.

La situación actual exige una respuesta urgente y decidida por parte del Gobierno Nacional y de las autoridades locales. El alcalde Carlos Fernando Galán tiene una responsabilidad crucial en la gestión de esta crisis. Su liderazgo será determinante para encontrar soluciones que permitan la continuidad del servicio y para reforzar las medidas contra la evasión del pago. Es imperativo que se busquen nuevas fuentes de financiación que alivien la presión sobre el sistema y que se implementen medidas efectivas para combatir la evasión.

La situación es crítica, pero no irremediable. Bogotá necesita un sistema de transporte público que sea sólido, accesible y sostenible. La negligencia y la falta de previsión no pueden ser las razones por las cuales los bogotanos pierdan un servicio esencial. Es responsabilidad de todos los actores involucrados garantizar que TransMilenio no solo sobreviva a esta crisis, sino que salga fortalecido y mejor preparado para enfrentar los retos del futuro.

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Como concejal, estaré vigilante y seguiré exigiendo transparencia, responsabilidad y soluciones concretas que protejan el derecho de los bogotanos a un transporte público digno y eficiente. No podemos permitir que la negligencia y la falta de recursos destruyan lo que tanto ha costado construir. El compromiso con la ciudadanía es claro: asegurar que Bogotá tenga un sistema de transporte que responda a sus necesidades y que se mantenga como un pilar fundamental de la movilidad en la capital.

Fuente: Consejo de Bogotá