El proyecto rescatará este medio de transporte para febrero de 2015. Se invertirán $ 275 millones.
Por volver a ver el Ferrocarril de Antioquia, a Luz Ardila no le importaría buscar a dónde irse con su esposo y tres hijos. Hace ocho años acomodó tres camas, una nevera y el televisor en una de las divisiones de la estación del corregimiento Botero, de Santo Domingo, donde viven otras cuatro familias.
“Se estaban robando las cosas: baños, baldosas, hasta ladrillos. Nos preguntaron que si queríamos vivir aquí, sin pagar arriendo, y de una vez cuidábamos la estación”, recuerda la mujer.
No teme que exista un convenio entre la Universidad de San Buenaventura, los municipios de Cisneros, Santo Domingo y el Instituto de Cultura y Patrimonio de Antioquia, para rescatar al medio de transporte que en el siglo XX les dio desarrollo a la región y a Medellín, y que se convertirá en plan turístico. La inversión ascenderá a 275 millones de pesos.
La ruta empezará, desde febrero del 2015, en la estación Botero, o la casa de Luz. Los ‘vigías del patrimonio’, una suerte de guías turísticos, se encargarán de contar que el tren estuvo ahí antes de que llegara a Medellín, el 7 de marzo de 1914. Que el poblado lo vio como el progreso que necesitaban y que se los quitaron en 1994.
Después seguirá a la estación Porce, una de las más hermosas del sistema, conservada por un grupo de mujeres que se “adueñó” para proteger lo que consideraban como propio.
En esa estación también vive gente, incluso tienen negocios en donde antes había maletas y carga que esperaban el ‘cha, cha, cha’ que salía de la máquina de hierro.
Allí, consumidos por el óxido, están unos vagones llamados ‘marraneras’, donde transportaban a los obreros del ferrocarril y los materiales de construcción.
De no ser por los campesinos, los rieles se verían como esos vagones. Ellos, con unas tablas, cuatro balineras y un palo largo, se las ingeniaron para usarlo. “Yo viajaba a Puerto Berrío. Eso era muy bueno”, dice el agricultor Orlando Restrepo, quien al igual que Luz prefiere sacar de la vía su vehículo a cambio de una “montadita en tren”.
La ruta continuará a Santiago, hermosa vereda de Santo Domingo cruzada por una quebrada azul, límpida. El túnel de la Quiebra, la obra más compleja del sistema, es su principal atractivo.
En ‘marranera’ continuará el viaje. Son 3,7 kilómetros debajo de la montaña, una travesía de oscuridad, humedad e historia. Esa infraestructura fue diseñada por Alejandro López en 1899, y muchos la veían imposible, menos el presidente Pedro Nel Ospina, quien en 1926 logró que una empresa extranjera lo construyera y entregara el 7 de agosto de 1929.
Al terminar el túnel sigue la estación Limón, la más conservada. Allí, desmoronándose, está el ‘hotel’, una casa de madera de dos pisos donde se hospedaban viajeros y obreros.
Por último se llega a Cisneros, donde un pequeño museo recopila un poco la historia del ferrocarril. “No solo del municipio, sino del trayecto de Puerto Berrío-Medellín”, dice Freddy García, director de Cultura y Turismo del pueblo, quien agrega que la localidad lleva ese nombre en honor a Francisco Javier Cisneros, diseñador del Ferrocarril de Antioquia.
Luz, por su parte, a 37 kilómetros de Cisneros, está preparada para lo que viene: las estaciones ocupadas serán recuperadas y a su familia le tocará irse. Lo que no sabe es que ella hace parte de la historia del ferrocarril, pues gracias a que vivió en la estación Botero, los ladrones no pudieron acabar con el patrimonio.
Fuente: El Tiempo
Fotografía: www.misplanes.co
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