Hace cuatro meses, alrededor de 5.000 buses del Transporte Público Colectivo (TPC) entraron a formar parte del Sistema Integrado de Transporte Público (SITP). Se les llamó ‘provisionales’ y se distinguen porque llevan cintas blancas en los costados y en el panorámico.
Desde entonces, no pocos ciudadanos se han preguntado qué diferencia a los 3.700 buses (cerca de 1.300 han sido chatarrizados) que hoy circulan por las calles de los vehículos tradicionales.
TransMilenio asumió la administración de estos automotores y anunció entonces que estos empezarían a funcionar como los buses azules y los zonales, sin las viejas costumbres. Es decir, que los conductores iban recoger y dejar pasajeros en paraderos señalizados, que usarían nuevas tablas de rutas y que, aunque el pago para usarlos seguiría siendo efectivo, la ‘guerra del centavo’ desaparecería.
Pero han pasado los días –la actual administración Distrital está por terminar– y, por eso, EL TIEMPO recorrió varios sectores para saber qué tantas condiciones se han cumplido. Pero lo que se encontró fue el mismo caos de antes: buses viejos, contaminantes, plagados de ventas ambulantes, y que no respetan a los usuarios, pues muchas veces los recogen o los dejan en la mitad de la calle y en lugares no autorizados.
Pasajeros y conductores así lo reconocen. “La ‘guerra del centavo’ no ha desaparecido. La vivo todos los días cuando viajo por la avenida Primero de Mayo”, manifiesta Jairo González, empleado de una fábrica, mientras espera un bus que lo lleve hasta la avenida Boyacá.
Conductores consultados ratifican esta actitud y la justifican diciendo que tienen que cumplir con un producido y con una cuota cercana a $ 250.000 diarios, aparte del combustible y el sueldo.
“Con el SITP provisional no se cambió nada. Estamos igual que hace 15 años”, señala uno de ellos, que maneja un bus modelo 1998. Y es que el problema va más allá de la pelea por los pasajeros y el mal estado de los vehículos: no hay respeto en el uso de los paraderos.
En solo unos minutos, sobre la calle 26 con carrera 69, tres de estos vehículos recogieron y dejaron personas en la mitad de la calle.
“Algunos recibimos capacitación en el Sena sobre el trato al usuario, pero no sabemos cuáles son los paraderos que debemos utilizar. Hoy, con el SITP, se cambió la ‘guerra del centavo’ por la guerra del tiempo”, cuenta Luis Eduardo Perdomo, conductor, de bus desde hace unos 35 años.
Sobre el caos que reina en los buses provisionales, Sergio París, gerente de TransMilenio explica que los conductores ya se están “aconductando” y que esta cultura está cambiando también en los pasajeros, que son los que deben esperar el bus en los sitios establecidos.
Sin embargo, Alfonso Pérez, vocero de la Asociación de Pequeños Transportadores (Apetrans), manifiesta que no han tenido curso alguno y argumenta que tratan de detenerse en los paraderos, pero que hay lugares donde no los hay. “Esto del provisional es un sofisma de distracción”, agrega.
Sobre el mismo tema, César González, vocero del SITP, sostiene que es conocido que estos buses provisionales, en general, no respetan los paraderos ya que manejan muchos de los estándares del viejo transporte. “No solo es respetar el paradero o las rutas, sino que deben tener unos estándares de mantenimiento, de limpieza, como cualquier esquema transitorio de transporte”, advierte.
Hoy, según las proyecciones de TransMilenio quedan por ingresar 800 buses tradicionales al SITP provisional, que hacen parte de las siete empresas que no quisieron estar en este proceso.
José Stalin Rojas, director del Observatorio de Movilidad de la Universidad Nacional, señala frente al nivel de eficiencia de este transporte que simplemente no debería existir, y que el TPC debe salir este año para que solo operen los zonales. “Esa medida fue como una especie de gabela, como una bolsa de aire que les dio esta administración a unos empresarios del TPC que estaban difíciles de salir”, argumenta. Por su parte, Darío Hidalgo, experto en movilidad, asegura que estos carros por ahora no tienen control centralizado ni respeto por los temas laborales ni de mantenimiento que sí deben cumplir los del SITP. “No creo que sea apropiado que TransMilenio sea la entidad operadora, porque es juez y parte” agrega.
La piratería
Otros de los puntos detallados durante el recorrido fueron la piratería en las rutas y la diferencia entre algunas calcomanías. Sobre la primera, la mayoría de conductores consultados aseguran que existe, y en gran cantidad.
“La piratería está ahí y la reconocemos. Muchos la hacemos porque nos han quitado rutas, lo que ha hecho que perdamos usuarios”, agrega otro de los conductores, que cubre la ruta Alfonso López-La Floresta por la carrera 68.
TransMilenio no desconoce la problemática y asegura que hay dos empresas de las 35 que hacen parte de este sistema provisional que están siendo investigadas por irregularidades, aunque no dio sus nombres. Sobre las calcomanías, se indicó que muchas compañías se encargaron de ponerlas y por eso se ve alguna diferencia, pero que estas fueron supervisadas.
En cuanto a los tableros, se observa que muchos buses llevan el viejo y el nuevo. “Los usuarios no los distinguen y perdemos clientes”, dice un conductor, ‘justificando’ su uso.
Ahora sigue el SETP
EL TIEMPO logró establecer que de los 4.500 buses que, según TM, quedarán en el sistema provisional, al finalizar este año, solo sobrevivirán 3.500 que se convertirán en el Sistema Estratégico de Transporte Público (SETP), que ya funciona en algunas ciudades pequeñas y que, a diferencia del provisional, sí tendrá control y recaudo con tarjeta. “Vamos a verificar que el control y el acuerdo que ya logramos se cumplan y quienes no den la talla deberán salir. En esta etapa se van a aplicar las reglas establecidas entre TransMilenio y las empresas del provisional. El fin es caminar hacia el SETP, como un puente, sin olvidar que la meta es el SITP”, señaló París.
Estos buses, que deben ser de modelos 2009 en adelante, aún no se sabe si tendrán algún distintivo. “Van a atender la zona de Coobús y Egobús, los dos concesionarios del SITP que tienen plan de salvamento por parte de la Superintendencia de Puertos y Transportes y que deben atender Fontibón, Suba el centro y Perdomo”, agregó.
Sobre el tiempo en que estos funcionarán y que por fin se integren al zonal, TransMIlenio indica que hay dos opciones: que se recuperen los dos concesionarios, y eso daría un plazo de 18 meses. “La segunda es que esa recuperación no se dé, y eso nos da dos años más. Estamos haciendo ajustes y esperamos que se dé pronto esta implementación”, dijo París. César González, vocero del SITP, manifestó que la administración ya debería dar una fecha definitiva para que estos concesionarios empiecen a hacer parte del SITP pues tienen el 35 por ciento de las rutas.
Entre tanto, el experto Darío Hidalgo dijo que no sabía que el SETP era la salida al faltante del SITP. “Suena enredado, no sé qué opine la administración entrante”.
Fuente: El Tiempo
Fotografía: Wikimedia
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