Tenía apenas cinco años cuando el chacachá del tren y el ruidoso pito hicieron llorar a Aurora Carmona.
De eso ya hace 70 años y al pasar la película de sus recuerdos, evoca que el tren ha sido su vida, tanto como recordar a los padres que ya no están o a los novios de juventud.
Es de las más entusiastas del grupo Vigías del Patrimonio en Porce, corregimiento de Santo Domingo, porque dice que el Ferrocarril de Antioquia marcó la historia de su región y de sus habitantes.
Ese domingo, cuando lloró y se escondió entre las faldas de su madre, Aurora quedó marcada por el tren para el resto de su vida. Entonces, desde la estación El Limón se dirigieron a Cisneros, donde su madre mercaba todos los domingos. “Cuando estaba joven me gustaba bajar en el tren hasta Puerto Berrío porque en la plataforma conversábamos con los muchachos y otras veces nos íbamos de paseo la familias porque los conductores del tren eran hermanos o parientes”, recuerda.
O también porque se iban hasta la estación Virginia a abastecerse de frutas (mangos y piñas) y al retorno se las vendían a los pasajeros del tren. Era una diversión, también un modo de vida.
Hoy, casada y con tres hijos, Aurora no renuncia a su afecto por este modo de transporte. Hace parte de los proyectos de reconstrucción de la memoria histórica y también dispone de los famosos motorodillos en los que los pobladores de la región se transportan por la carrilera.
Dice que al turista que llegue se le da el paseo y lo puede hacer hasta Cisneros. Por lo pronto, con su nieta Samy, Aurora no para de contarle la historia del tren y del Ferrocarril y lo que representó para esta zona del Nordeste antioqueño.
La visión académica
Y ahí es cuando llega un grupo de académicos a reforzar la recuperación histórica y de algunas de las estaciones, según lo señala el arquitecto restaurador Germán Jaramillo Uribe.
Él, coordinador de un grupo de historiadores, antropólogos e investigadores y con el apalancamiento del Instituto de Cultura y Patrimonio de Antioquia, la Universidad San Buenaventura y las Alcaldías de Cisneros y Santo Domingo avanzaron en el proceso.
Según Jaramillo, con recursos del IVA de la telefonía móvil y con el aval del Ministerio de Cultura, el trabajo se ha materializado en el inventario de patrimonio arqueológico industrial y ferroviario y el fortalecimiento de los Vigías del Patrimonio y museo ferroviario, articulados con el tramo entre las estaciones Botero y Cisneros.
“Esto va más allá del paisaje e implica dinámicas de movilidad en un territorio. Se rehabilitó la línea entre las estaciones anotadas y se ha hecho un trabajo de apropiación por las comunidades”, dijo.
En cuanto a los Vigías, se crearon cuatro nodos porque, dijo, de nada vale la recuperación de estaciones, si no se acompaña de difusión y preservación, en lo que los Vigías serán los multiplicadores.
Se puso en marcha el museo ferroviario en Cisneros en la antigua estación del tren. “Ahí se pone en diálogo la historia oficial, que se recupera de archivos documentales, con los imaginarios colectivos. Ese imaginario da cuenta de otras apropiaciones e intangibles como la gastronomía, la música y el valor simbólico del Ferrocarril”, señala el arquitecto Jaramillo.
Para dejar constancia de todo este trabajo se editó la publicación De viaje por la quiebra: un tejido entre el pasado y el presente.
El coordinador de la investigación indica que entre lo hallado hay vestigios como herramientas y un acueducto que funcionaba durante el tiempo en que operó el ferrocarril y rastros de edificaciones.
Alcaldes apoyan la iniciativa
Fabio Ignacio Mira, alcalde de Santo Domingo, dijo que en asocio con su colega de Cisneros,Nelly Quintero, desde que estaban en campaña a la Alcaldía coincidieron en que si llegaban al cargo trabajarían por la recuperación del Ferrocarril.
Ya posesionados, empezaron un trabajo que implicó la recuperación histórica y física, dinamizar la economía regional y empoderar a los habitantes. “Hicimos gestión con el Gobierno y conseguimos unos recursos para recuperar la línea férrea desde la estación Botero a Cisneros, aunque nos falta mucho por hacer”, señala.
Indica que no ha sido fácil recuperar las estaciones, en virtud de que están habitadas por familias desde hace tiempo, pero por lo menos en la vía es otro el panorama hoy, ya que estaba invadida por el rastrojo.
Tres líneas de acción
Mónica Henao, antropóloga del Instituto de Cultura de Antioquia, señala que este trabajo en Santo Domingo y en Cisneros integra tres líneas: la creación del museo, la difusión de la riqueza patrimonial y el inventario arqueológico.
El objetivo, dice, está puesto en generar un corredor cultural y que los Vigías del Patrimonio lo aprovechen. “Lo importante es hacer una gestión integral del patrimonio cultural asociados a la historia del Ferrocarril. Así queda un patrimonio material y físico que se relaciona con lo inmaterial como la historial oral y las maneras de vivir el territorio”, dice la antropóloga.
Valor industrial y ferroviario
María Isabel Gómez Ayala, gestora cultural y coautora de la investigación sobre Locomotoras a vapor en el país, en la Universidad Autónoma de Colombia, señala que la historiografía del patrimonio cultural ha evolucionado y permite comprender que no solo el criterio histórico-artístico debe tenerse en cuenta al valorar bienes materiales de la industrialización.
“Los patrimonios recientes deben estudiarse a la luz de conceptos actuales y en estrecha relación con el territorio y la comunidad a la cual pertenecen”, agrega.
Recuerda que en el ámbito internacional, en 1980, la Unesco efectúa la primera declaratoria mundial de patrimonio industrial: la ciudad minera de Roros, en Noruega. En el país se han expedido declaratorias: los hornos de cocción de Tierra Bomba (Cartagena); los vestigios de las antiguas ferrerías en Samacá, Pacho, Subachoque y Amagá; las plazas de mercado de Honda, Lorica, Girardot, Armenia y Bogotá, entre otras.
Destaca que el mayor número de inmuebles se relaciona con el patrimonio ferroviario: cerca de 420 estaciones de pasajeros fueron declaradas monumento nacional en 1994. “Colcultura (antecesor del Ministerio de Cultura) promovió el reciclaje de las estaciones, lo cual facilitó la recuperación y reutilización de algunas”, dice la investigadora Gómez Ayala. Igualmente están declaradas las locomotoras a vapor y el tramo férreo Facatativá -Girardot.
Indica que el patrimonio ferroviario abre espacio de investigación al conocimiento y la técnica, como talleres de mantenimiento, bodegas, puentes, vías férreas y documentos, entre otros bienes industriales.
Fuente: Caracol Radio
Fotografia: Wikipedia