Policías conectados a cámaras, para evitar ‘mordidas’, y semáforos manejados desde centro de control, las apuestas del general Ramiro Mena, director de Tránsito y Transporte.
El general Carlos Ramiro Mena, director de Tránsito y Transporte de la Policía, dice que este año concentrará los controles a las escuelas de conducción y a la expedición de licencias.
Mena revela que con miembros del Congreso trabajan en un proyecto de ley para aumentar los límites de velocidad en, por ejemplo, ejes viales con doble calzada o autopistas. La Policía considera que el uso intensivo de nuevas tecnologías será clave para mejorar la movilidad y la seguridad en las vías del país.
Señala que si bien el año pasado el número de accidentes y víctimas se redujo frente al 2013, aún hay que mejorar.
Bajó la accidentalidad, pero las cifras siguen siendo significativas. ¿Qué influyó en los resultados?
La floja seguridad vial, que en el país tiene unas características especiales. En general un conductor está formado por el vecino, el tío o el papá, que le enseñaron medianamente la parte mecánica del vehículo o la motocicleta. Cuando ya saben controlar consiguen la licencia, que en realidad es muy fácil de adquirir. Esa poca cultura de seguridad vial se torna más densa cuando los usuarios (peatones, pasajeros, conductores) violan de manera constante las normas. Por ejemplo, las autoridades hacen esfuerzos para hacer puentes peatonales, pero los peatones se pasan por debajo. Los buses paran donde quieren y el pasajero pide que lo suban y lo bajen donde él quiere. Y si hablamos de conductores, su cultura es muy empírica y la mayoría no conoce las normas de tránsito. A los de servicio público simplemente los habilita la experiencia del manejo del vehículo, nada más.
¿La calidad de las vías influyó en la accidental?
Claro que sí, pero también hay que reconocer que el país ha hecho grandes esfuerzos en la construcción de vías. Hoy estamos hablando de una generación de carreteras modernas y hemos pedido al Ministerio de Transporte que las vías de cuarta generación deben estar conectadas a un centro de comando y control de la Policía para que, a través de las cámaras, podamos vigilarlas. Si usted va a cualquier país moderno, es poca la Policía que ve en la carretera porque se vigila con cámaras, pero ocurre un accidente y a los cinco minutos ya están las patrullas en el lugar. Aquí nos acostumbrados a que la presencia de la Policía sea física.
¿Con mejores carreteras, se ha pensado en aumentar los niveles de velocidad?
Lo ideal es que se actualice el Código Nacional de Tránsito. Venimos trabajando con la comisión Sexta de Senado y Cámara de Representantes para modernizar la ley, porque este código está desde el 2002 para las vías del 2002. Hoy por hoy tenemos vías de doble calzada, entonces también se deben actualizar los límites de velocidad porque sería irrisorio que en una autopista de doble calzada el límite sea 80 kilómetros por hora. La propuesta es que en estas vías de doble calzada sea de 100 kilómetros por hora. Lo mismo en algunas autopistas en las ciudades, pero no de manera generalizada. A medida que aumente la infraestructura aumentará la velocidad permitida.
¿El país está atrasado en tecnología vial?
Falta mucho por hacer. Nuestras ciudades deberían tener un centro de control integral en el que podamos, por ejemplo, controlar los semáforos. Acá se daña uno y el trancón es impresionante. Si hay un centro de control semafórico y si a eso sumamos las cámaras, podríamos ordenar el desvío de vehículos de manera electrónica.
¿Qué tan cerca se está?
Hay que trabajar bastante. La Policía ha venido insistiéndoles a los alcaldes que den prioridad a la seguridad vial. Queremos ciudades inteligentes, especialmente en el control del tráfico vehicular. Medellín tiene un adelanto muy importante porque han instalado un gran número de cámaras. Estas no son para sancionar sino para prevenir.
¿A qué otras tecnologías le apuestan?
Especialmente al control con cámaras tanto en las ciudades como en ejes viales nacionales. También, a la instalación de taches electrónicos que alerten con una sirena cuando el conductor se salga de la vía o adelante en doble línea.
¿Esa financiación viene de las ciudades?
En materia de seguridad vial hay unos recursos muy onerosos en las Alcaldías, pero se requiere de una buena administración. La ley ordena que los recaudos por multas tienen que ser reinvertidos en seguridad vial, si eso realmente fuera así, todas las ciudades deberían tener al menos un centro semafórico, pero hay ciudades capitales que tienen sistemas muy deficientes. Lo que estamos viendo es que esos recursos no se cobran.
¿Qué soluciones ve para mejorar la movilidad en Bogotá?
Bogotá es una ciudad que ha ido creciendo y tiene la misma infraestructura de hace 15 años, y en muchos tramos viales en Bogotá su capacidad de carga es insuficiente. Se debería, como en las capitales del mundo, construir puentes, pero la ciudad se está quedando rezagada en tema de infraestructura vial. También se requiere un muy buen transporte de servicio público para que propietarios de vehículos vean que no es necesario sacarlos.
¿En su opinión, qué le sirve más a Bogotá: el metro o TransMilenio?
El metro es una necesidad muy sentida de Bogotá, Ecuador ya nos ganó en eso, tienen un buen sistema de transporte masivo.
¿Qué opina de desincentivar el uso de la moto?
La motocicleta es el vehículo que más genera accidentes en Colombia, alrededor de 36 por ciento. Desestimular el uso de la moto está bien, pero a lo que hay que apuntar es al control de la idoneidad del conductor. Si en Colombia obtuviéramos unos conductores idóneos, la accidentalidad sería menor.
¿Cree que la expedición de licencias se convirtió en un negocio?
No tanto como negocio, pero sí hay falencias. Las escuelas de conducción son muy poco éticas, pienso que el examen final para obtener la licencia de conducción debería ser una prueba práctica y teórica vigilada por el Estado. Hoy se certifica por los instructores de las escuelas con un código que da el Ministerio de Transporte, pero nunca se sabe cuál es la real capacidad del conductor. Nuestro foco este año será el control a escuelas de conductores.
¿Qué hará la Policía frente a los carros Uber?
La orden de inmovilizar la venimos cumpliendo hace ya algún tiempo. Hemos inmovilizado alrededor de 2.000 vehículos de este servicio por realizar de manera ilegal el transporte individual.
Finalmente, ¿qué planes tiene la Policía para bajar la corrupción de la que tanto se queja la gente?
A mediados de diciembre iniciamos un plan piloto con los policías de tránsito en Bogotá y en los principales ejes viales del país. A cerca de 1.000 los dotamos con cámaras, que grabarán las 8 horas de servicio del policía. Ahí es clave la queja del ciudadano, con precisión del sitio y hora, para verificar el comportamiento de nuestros hombres.
‘Senador conducía en estado de embriaguez’
¿En el caso de la autopista Norte con 134, realmente, el conductor debió ir a la cárcel?
Lo que no se puede permitir es la fuga del conductor, esté o no es estado de embriaguez, luego del siniestro. El solo hecho de fugarse tendría que quitar la posibilidad de libertad o detención domiciliaria porque, aparte de ser el causante, está huyendo.
¿Cuál es la verdad en el caso del senador Laureano Acuña?
Fue un lamentable hecho que en un procedimiento policial haya estado vinculado un congresista. Aquí quien realmente estaba en estado de ebriedad era el congresista, no la Policía. Nosotros estamos convencidos de la actuación de nuestros policías.
Motos siguen poniendo muertos en las vías
En general el balance de accidentalidad en el país es positivo. Incluso, la Dirección de Tránsito y Transporte asegura que Colombia es en la región el cuarto país, después de Chile, Argentina y Brasil, con las mejores cifras en seguridad vial.
El año pasado, de acuerdo con la Policía, ocurrieron 32.840 accidentes de tránsito, 781 menos que en el 2013. El número de víctimas fatales (5.632) y de heridos (41.271) también fueron inferiores en comparación con el año inmediatamente anterior.
A las autoridades les preocupa la alta participación de los motociclistas en los siniestros. El 36 por ciento de los muertos en estos accidentes eran motociclistas y el 9 por ciento, sus acompañantes.
En la lista de víctimas siguen los peatones, con el 25 por ciento (1.383 víctimas fatales).
Esa misma participación se ve en los accidentes causados por conductores ebrios al volante.
De acuerdo con el reporte de la Policía de Tránsito, de los 356 muertos en 1.541 accidentes en los que estuvo un conductor en estado de embriaguez involucrado, 174 eran conductores de motos.
Aunque aún siguen siendo altas las cifras de siniestros por embriaguez, hubo una reducción del 15 por ciento de los casos frente al 2013.
Además, según la Policía, esa causa dejó de ser la tercera más frecuente y pasó al séptimo lugar. El año pasado, los agentes de tránsito realizaron un poco más de 1,6 millones de pruebas de embriaguez, de las cuales 20.353 resultaron positivas. La mayoría (7.573) eran en grado 1.
En el país, las causas más frecuentes de accidentes son, en su orden: no respetar la prelación del paso en la vía, cruzar sin observar, desobedecer las señales de tránsito y exceso de velocidad.
El general Mena dice que el aumento de las multas generó conciencia de no manejar si se ha tomado: “Algunos pensarán que es más cara la multa que el valor del carro”.
Los conductores de vehículos particulares fueron los más sancionados. Hubo cinco de carros oficiales y uno diplomático, que correspondió al BMW asignado a la Embajada de Venezuela.
Fuente: El Tiempo
Fotografía: es.wikipedia.org
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