El transporte de carga por carretera en Colombia está enfrentando una crisis que afecta gravemente su sostenibilidad financiera Costos en escalada y preocupación por combustibles y peajes. El reciente Índice de Costos del Transporte de Carga por Carretera (ICTC), publicado por el Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE), reveló un incremento del 3,18 % en los costos anuales a julio de este año, una cifra que subraya el creciente desafío para este subsector económico.
Entre los rubros más golpeados se destacan los costos fijos y peajes, que experimentaron un alarmante aumento del 5,17 %. También se registraron importantes subidas en partes, piezas, servicios de mantenimiento y reparación, con un alza del 3,64 %, y en combustibles, con un incremento del 2,17 %. Estos costos, que siguen presionando las finanzas de las empresas de transporte, están limitando cada vez más las posibilidades de crecimiento del sector.
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Uno de los aspectos más preocupantes es el aumento en los peajes, que encabezan la lista de incrementos con un alza del 13,77 %. A esto se suman los seguros, con una subida del 13,44 %, y los impuestos y revisiones, que crecieron un 10,21 %. Otros elementos como los servicios de estación, parqueaderos y mano de obra, también han visto aumentos significativos, afectando aún más la rentabilidad de los transportadores. La mano de obra, por ejemplo, subió un 7,08 %, lo que refleja las dificultades para mantener costos controlados en un entorno de creciente inflación.
Uno de los rubros más sensibles es el de los combustibles. Nidia Hernández, reconocida líder del sector, manifestó recientemente su preocupación ante la posibilidad de futuros aumentos en los precios del combustible, el cual representa el 40 % de los costos totales del transporte de carga. “El combustible es uno de los factores que más nos afecta, y con las próximas subidas que se prevén, la situación podría empeorar. Además, el costo de capital también nos está golpeando, ya que el sector de carga es muy dependiente de financiamiento, lo que nos obliga a demandar grandes cantidades de dinero para operar”, explicó Hernández.
El modelo de negocio de muchas empresas del sector depende de un esquema de pagos que complica aún más la situación financiera. Los conductores reciben un 70 % del pago por adelantado y el 30 % restante a los ocho días, mientras que los generadores de carga pueden tardar hasta 45 días en cumplir con sus obligaciones. Esta diferencia en los tiempos de pago, junto con las altas tasas de interés, está creando una presión financiera adicional que muchas empresas encuentran difícil de soportar.
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A estos problemas económicos se suma la situación crítica derivada de los bloqueos en las carreteras del país. Solo en lo que va de 2024, el sector ha perdido $2,5 billones debido a los más de 1.200 bloqueos que han paralizado las operaciones de transporte en distintas regiones. Estos bloqueos no solo generan pérdidas económicas directas, sino que también afectan la logística y la cadena de suministro en todo el país, causando retrasos y desabastecimiento en muchos casos.
El panorama para el transporte de carga por carretera se ve aún más sombrío ante los cambios que traerán las reformas laborales y pensionales que están en proceso. La incertidumbre sobre cómo impactarán estas reformas en los costos operativos y en la contratación de personal es una preocupación latente entre los transportadores. Los costos laborales ya representan una parte significativa de los gastos del sector, y cualquier modificación en la legislación laboral podría agravar aún más la situación.
Fuente: Portafolio