En un contexto global marcado por conflictos internacionales y tensiones geopolíticas, el comercio exterior colombiano enfrenta una serie de desafíos significativos. Aunque los conflictos no ocurren directamente en Colombia, su influencia en el costo de los fletes marítimos ha puesto en jaque a la logística y la competitividad del país. Con un aumento del 287.9% en los costos de fletes comparado con el mismo mes del año pasado, según datos de la Asociación Nacional de Comercio Exterior (Analdex), este escenario representa un desafío crucial para la economía colombiana.
Los conflictos internacionales, como el enfrentamiento en el Mar Rojo entre los Hutíes y la guerra Israel-Hamás, han obligado a las navieras a modificar sus rutas para evitar el Canal de Suez, extendiendo los trayectos y, por ende, aumentando los costos. Miguel Espinosa, presidente ejecutivo de la Federación Colombiana de Agentes Logísticos en Comercio Internacional (Fitac), explica que para compensar estas rutas más largas, las navieras han añadido numerosos barcos adicionales a sus servicios Este-Oeste.
“Este ajuste logístico no solo incrementa los costos operativos, sino que también afecta la eficiencia del comercio internacional”, afirma Espinosa. “La vulnerabilidad de Colombia radica en la subida de los precios, tanto de los fletes como de las importaciones, reduciendo el suministro de insumos intermedios y bienes de consumo, y aumentando los costos operativos.”
El aumento en los costos de los fletes marítimos ha generado una presión significativa sobre las empresas de logística y los actores del comercio exterior en Colombia. Las empresas están obligadas a enfrentar mayores costos de transporte, que eventualmente se trasladan a los consumidores finales en forma de precios más altos.
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“El aumento de los costos de los fletes marítimos representa un desafío significativo para el sector logístico, obligando a las empresas a adaptarse y buscar soluciones creativas para mantener la eficiencia y la competitividad”, dice Espinosa. Por su parte, Javier Díaz, presidente de Analdex, advierte que este incremento en los fletes encarece las importaciones de productos esenciales como materias primas, bienes de capital, materiales de construcción y bienes de consumo, presionando al alza la inflación en el país.
Los costos adicionales a lo largo de la cadena de suministro generan un efecto dominó en la economía colombiana. La ralentización del comercio exterior es una de las consecuencias más evidentes, ya que las empresas enfrentan mayores gastos para recibir o enviar mercancías. Según Espinosa, el comportamiento al alza de los fletes puede reducir el margen de beneficio y, en algunos casos, hacer que el comercio no sea viable económicamente.
“Los costos adicionales suelen trasladarse a los valores de los productos finales, haciendo que estos sean más caros para los consumidores. Esto puede reducir la demanda de productos importados y, a su vez, la necesidad de exportaciones”, señala. Sin embargo, en abril de este año, las compras externas del país sumaron US$5.839,4 millones, registrando un crecimiento del 18,1% en comparación con el mismo mes de 2023, marcando una variación positiva luego de 17 meses consecutivos de caídas.
La política de reindustrialización, promovida por el Gobierno colombiano, también se ve afectada por esta situación. Si bien los costos más altos de transporte marítimo encarecen la importación de materias primas y componentes necesarios para la industria colombiana, también generan una mayor competitividad de los productos fabricados localmente.
“Los costos más altos de transporte marítimo pueden motivar a las empresas colombianas a buscar alternativas locales, promoviendo la producción nacional y apoyando la reindustrialización del país”, sostiene Espinosa. “Al reducir la dependencia de insumos importados y fomentar el uso de recursos locales, Colombia puede fortalecer su industria manufacturera y avanzar hacia una mayor autosuficiencia económica.”
avier Díaz, presidente de Analdex, señala que los retrasos en la adopción de tecnologías y en la construcción de infraestructura física y digital son puntos críticos afectados por el aumento de los costos de los fletes. “La infraestructura es fundamental para mejorar la eficiencia del comercio exterior. Sin una infraestructura adecuada, es difícil competir en el mercado global”, afirma Díaz.
Para enfrentar este desafío, las empresas de logística y comercio exterior deben buscar soluciones innovadoras. Una de las estrategias es la optimización de las rutas y la mejora en la gestión de la cadena de suministro. “La digitalización y el uso de tecnologías avanzadas pueden ayudar a las empresas a mejorar la eficiencia y reducir costos”, sugiere Espinosa.
Además, es crucial fomentar alianzas estratégicas y colaboraciones entre el sector público y privado para mejorar la infraestructura y facilitar el comercio exterior. “El Gobierno debe trabajar de la mano con el sector privado para crear un entorno propicio para el comercio internacional. Inversiones en infraestructura, tecnología y capacitación son esenciales para enfrentar este desafío”, concluye Díaz.
El aumento de los costos de los fletes marítimos es un recordatorio de la volatilidad y los desafíos del comercio internacional. Sin embargo, también presenta una oportunidad para que Colombia fortalezca su industria local y avance hacia una mayor autosuficiencia económica. Es esencial que las autoridades y el sector privado trabajen juntos para desarrollar soluciones sostenibles y mejorar la competitividad del país en el mercado global.
La reindustrialización y la búsqueda de alternativas locales son pasos cruciales hacia una economía más robusta y resiliente. Aunque el camino no es fácil, con determinación y colaboración, Colombia puede superar estos desafíos y construir un futuro próspero para todos sus ciudadanos.
Fuente: Portafolio