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Estudio confirma que el diseño de la Avenida las Palmas en Medellín provoca alta accidentalidad

Un grupo de investigadores de la Universidad de Medellín concluyó que el diseño de la vía solo permite velocidades de máximo 40 km/h y es propenso a accidentes aparatosos. En 2023 hubo 328 accidentes.

Mientras se desplazaba por la Avenida Las Palmas, una camioneta Mercedes Benz en la que viajaba el reguetonero Ryan Castro se salió súbitamente de la vía y se estrelló violentamente contra un poste el pasado sábado 17 de febrero. En cuestión de segundos, aquel vehículo avaluado en más de $1.000 millones terminó con su parte delantera vuelta añicos. Aunque por fortuna el siniestro dejó principalmente daños materiales, y algunas lesiones menores en los ocupantes, el episodio volvió a poner sobre la mesa un viejo fantasma que cada cierto tiempo revive: las deficiencias de diseño que arrastra esa vía desde su puesta en funcionamiento en 2006 y que la hacen propensa a aparatosos accidentes.

De acuerdo con las cifras de la Secretaría de Movilidad de Medellín, entre 2021 y 2023 solamente en Las Palmas se han registrado 1.428 accidentes de tránsito: 962 con lesionados y 14 con desenlaces fatales. Pese a que basta pegarse un vistazo por los registros de prensa de la mayoría de esos siniestros para notar que los volcamientos y las latas retorcidas son un desenlace común, por primera vez tras más de década y media de funcionamiento un estudio explora a profundidad los problemas de la vía y advierte que ese corredor carga con malas condiciones geométricas en por lo menos el 90% de su trazado. El profesor Mario Santiago Hernández Arango, diseñador técnico de vías e investigador de la Universidad de Medellín, resume que el problema consiste en que la carretera tiene curvas muy pronunciadas, que hacen imposible que los vehículos circulen a altas velocidades.

“Muchas personas consideran que Las Palmas es una vía urbana, como es el caso de las avenidas 30, 80, Las Vegas o la calle San Juan, pero yo no estoy de acuerdo. Una vía urbana tiene andenes, semáforos, cámaras de fotodetección, resaltos para reducir la velocidad; es decir, un contexto que hace que otro tipo de flujo diferente al vehicular se pueda integrar al sistema. Cuando miramos Las Palmas es una calzada de circulación vehicular y pare de contar”, plantea. “Cuando tenemos una vía rural, normativamente tiene que garantizar una velocidad mínima de 70 kilómetros por hora. Pero Las Palmas es una vía que no está en el contexto de velocidad que se requiere para vías rurales. No podemos rectificar Las Palmas, pero deberíamos plantearnos la necesidad de generar una señalización robusta para obligar a la gente a que reduzca su velocidad”, propone.

Un problema con historia

Para comprender esos líos estructurales, hay que remontarse dos décadas en el pasado, cuando la Gobernación de Antioquia contrató la ampliación que le dio la forma actual a Las Palmas, en una intervención que generó fuertes debates en la opinión pública.

Pese a que desde el siglo pasado ya existían diseños para una gran conexión vial que acercara a Medellín y Rionegro, concibiendo un gran túnel entre ambos puntos, en 2004 la Gobernación decidió invertir cerca de $30.000 millones para ampliar la vía, para el momento un modesto corredor de calzada sencilla.

Según alertaron entonces veedurías ciudadanas, como la liderada por el ingeniero civil Johel Moreno Sánchez, el pecado original de la vía fue su estrecho presupuesto, que solo equivalía a un 10% de unos $300.000 millones que estaban calculados para hacerla de una vez con túnel y las más avanzadas y estrictas especificaciones técnicas. De ese apretado margen financiero nacieron problemas que causan dolores de cabeza a ingenieros y geólogos desde hace 20 años, sobre todo los constantes derrumbes y agrietamientos que se presentan en la vía. Para el caso de la seguridad vial, el error de base fue levantar la doble calzada siguiendo el mismo alineamiento original de la vía, una decisión que no sólo redujo el margen de maniobra para hacer una estructura más estable, sino que generó la presencia de curvas muy cerradas.

Analizar la consistencia vial

Según cuenta el profesor Hernández, quien ha dedicado la mayor parte de su carrera a entender y diseñar vías, la decisión de emprender el proyecto investigativo tuvo su semilla en una conferencia sobre ética en la ingeniería civil, que se realizó en el aula magna de la Facultad de Minas en 2016, aún cuando estaba fresca la tragedia del edificio Space y los problemas que llevaron al cierre de la Biblioteca España.

En medio de ese espacio académico, Hernández señala que pronto surgió la discusión sobre la avenida Las Palmas y otras vías caracterizadas por su alta siniestralidad.

“Como en las vías la gente muere de a pocos, el tema no es una prioridad. Pero si se ve en el tiempo, la situación nos habla de una crisis”, advierte el profesor refiriéndose a Las Palmas, recordando que tras ser cuestionado por pares académicos que consideraron que no había evidencia suficiente para probar que la accidentalidad en esa vía estuviera asociada a su diseño, decidió emprender una investigación a fondo que permitiera sentar las bases para un debate.

Problemas de consistencia vial

Aunque el tema puede sonar enredado, el profesor Hernández señala que el punto de partida para entender las razones detrás de los accidentes en Las Palmas fue evaluar su consistencia vial, que en resumidas cuentas significa contrastar su geometría con las velocidades promedio que alcanzan los conductores. Como premisa para este análisis, Hernández advierte que debe partirse del hecho de que los accidentes de tránsito pueden ocurrir en cualquier parte, sin dejar de lado que en algunos puntos suelen ser más aparatosos que en otros.

“Si miramos otros puntos críticos de Medellín se ve que hay accidentalidad en temas de peatones y motos, pero muy pocas veces un vehículo se voltea. En Palmas, en cambio, es muy recurrente y es algo que puede observarse desde que la vía se inauguró en 2006: en la mayoría de los accidentes hay volcamientos y los vehículos quedan completamente destrozados”, enfatiza el profesor.

Tras estudiar precisamente la geometría de la vía, Hernández explica que llegó a la conclusión de que el lío central de Las Palmas está atado a una combinación de tramos rectos con inclinaciones significativas y curvas que inciden en la trayectoria de los carros.

“Cuando un vehículo va por un tramo recto que tiene una inclinación importante el carro tiende a acelerarse, en el caso de Las Palmas a unos 60 y 70 kilómetros por hora. Hasta ahí no hay ninguna novedad. El problema es que cuando un vehículo llega a esa velocidad a ciertas curvas, que en el mapa que construimos (ver gráfico) las delimitamos en color rojo, aunque se aplique el freno, el vehículo tiende a salirse de su trayectoria de circulación. Cuando eso ocurre, el mismo va a dar a los bordillos, que generan el volcamiento u ocasionan un choque con cualquier otro vehículo que esté en el carril opuesto”, explica.

Yeison Andrés Rondón Hincapié, estudiante de maestría en Ingeniería Civil y quien también lidera la investigación, explica que dicha consistencia vial pudo describirse gracias a un software que se alimenta con datos como el diseño de la vía y un estimado de las velocidades de operación de los usuarios. “A partir de nueve criterios distintos sacamos una calificación final ponderada. Esos criterios comprenden temas geométricos, diferencias entre velocidades de operación entre curvas consecutivas, diferencias entre la velocidad de operación y la velocidad de diseño que debería tener la vía, y en general una serie de parámetros que envuelven todo el diseño de la vía”, enumera.

Pese a que el programa todavía está en una fase inicial, Rondón anticipa que cuando esté terminado se buscará que pueda escalarse a muchos otros corredores viales en operación o incluso en diseño, estos últimos con el objetivo de hacer ajustes a tiempo. En el caso de las vías en operación, el investigador también señala que con los resultados del programa se busca que las autoridades de tránsito y los operadores puedan reforzar la señalización y los sistemas de reducción de velocidad.

Además del potencial de ese software, el profesor Hernández apunta que otro objetivo de la investigación es suscitar discusiones de fondo que permitan ponerle freno a la mortalidad en Las Palmas, un problema que precisamente por haberse vuelto paisaje pareciera quedar relegado a un segundo plano.

A su juicio, y teniendo en cuenta que por la geografía y las condiciones de su trazado resulta casi imposible emprender una rectificación, el camino más expedito para mejorar la seguridad es instar a los conductores, pero sobre todo a las autoridades, para que se reduzca la velocidad.

Fuente: Elcolombiano.com

Imagen: vivirenelpoblado.com