En un movimiento estratégico que ha encendido las alarmas internacionales, los rebeldes hutíes en Yemen están ampliando su red de alianzas con grupos militantes en un esfuerzo por desestabilizar el transporte marítimo global y manifestar su protesta contra la guerra entre Israel y Hamas. Según altos funcionarios de defensa estadounidenses, quienes solicitaron mantener el anonimato debido a la sensibilidad de la información, los hutíes ya han establecido una incipiente colaboración con el grupo insurgente islamista al-Shabab en Somalia.
Este nuevo impulso de los hutíes parece estar motivado por su deseo de ser tomados más en serio a nivel internacional y demostrar su capacidad para amenazar a los buques estadounidenses y británicos. Sin embargo, los funcionarios aclaran que esta alianza con al-Shabab es más una asociación de conveniencia que una unión basada en principios ideológicos compartidos. Los hutíes también están explorando la posibilidad de desarrollar otras asociaciones, aunque hasta ahora no se han identificado otros casos exitosos.
La campaña de los hutíes ha tenido un impacto significativo en el comercio marítimo. Los ataques a buques comerciales en el Mar Rojo entre diciembre y febrero causaron una disminución del 90% en el transporte de contenedores a través de la zona, según una reciente evaluación de inteligencia estadounidense. Estos ataques han afectado a al menos 65 países y han obligado a 29 importantes compañías energéticas y navieras a modificar sus rutas, aumentando los costos y el tiempo de transporte.
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El gobierno estadounidense está tomando medidas para proteger las fuentes y métodos de inteligencia, evitando proporcionar detalles específicos sobre la asociación de los hutíes con al-Shabab. Sin embargo, la comunidad internacional está atenta a estos desarrollos y está evaluando las posibles respuestas para asegurar la libre navegación en una de las rutas comerciales más importantes del mundo.
La expansión de los hutíes y su intento de forjar alianzas con otros grupos militantes representa una amenaza seria para la estabilidad del transporte marítimo global. Esta estrategia no solo busca ganar legitimidad y poder en la arena internacional, sino también demostrar que pueden influir en el comercio mundial de manera significativa. La comunidad internacional debe responder con firmeza y coordinación para mitigar esta amenaza y garantizar la seguridad en las rutas marítimas críticas.
El aumento de los costos operativos y las interrupciones en el transporte debido a estos ataques podrían tener repercusiones económicas globales, afectando no solo a las compañías navieras y energéticas, sino también a los consumidores finales. Es crucial que se adopten medidas preventivas y se fortalezca la cooperación internacional para enfrentar esta creciente amenaza de manera efectiva.
Fuente: La República