El último bus del Sistema Integrado de Transporte Público (Sitp) que terminó envuelto en llamas el miércoles pasado, en la avenida Boyacá con calle 13, revivió el interrogante que hace unas semanas los bogotanos se hicieron: ¿qué es lo que los produce?
Son dos las razones por las que los vehículos se están incendiando, aún sin dejar víctimas: una, tiene que ver con fallas eléctricas y mecánicas, producto de los años que buena parte de la flota ha rodado, y la otra, con el vandalismo.
Cuando el Sitp entró en operación, a finales de septiembre del 2012, buena parte de los vehículos ya tenía varios años de uso, aunque estéticamente no lo parecía. Incluso, una de las críticas que golpeó al sistema en ese entonces fue que la pintura, y no los ajustes tecnicomecánicos, había hecho que lucieran como nuevos, lo que podría disminuir su vida útil. (Lea también: Bus del SITP se incendió en el norte de Bogotá)
Esos juicios fueron precisamente los que surgieron nuevamente durante los últimos días, así como las dudas sobre las condiciones del sistema. A través de redes sociales, los ciudadanos han mostrado su preocupación no solo por los accidentes que han protagonizado los buses azules, los robos aislados o las demoras en la frecuencia de los servicios, sino también por las conflagraciones y los varados.
“Eso pasa por reencauchar los buses viejos y deteriorados”,escribió un usuario de tantos que opinaron sobre el más reciente incendio, a través de Facebook.
Esos daños también están asociados con la falta de mantenimiento, pues si bien la antigüedad es un agravante, no es una condición para que las llamas consuman a un automotor.
“Seis ya son un escándalo. No puede haber un vehículo sin inspección; esto demuestra que no hay un mantenimiento adecuado”, explicó José Clopatofsky, director de la revista Motor, experto en automotores.
Pese al panorama, los buses que ya llevan buen tiempo rodando no necesariamente deben salir de las calles para evitar un nuevo incendio. Hay vehículos que han sido repotenciados tras un buen mantenimiento y una revisión completa.
Lo que no se puede hacer es seguir pasando por alto que hace falta control de las condiciones internas de los vehículos.
No es mentira tampoco que, como explica el sistema, son casos aislados que ningún medio de transporte está exento de que sucedan.
“Son hechos aislados; son máquinas, vehículos que están expuestos y que operan todo el día; no estamos exentos de que nos sucedan accidentes como estos”, explicó Luis Bejarano, director de buses y gestor de toda la operación zonal del Sitp.
Si bien hay 8.000 vehículos rodando por las calles y han sido seis las conflagraciones que se han tenido que atender en dos años y medio, el problema tiene amplios alcances y puede seguir ocasionando más sustos, sobretodo cuando por mes se atienden dos episodios en promedio, relacionados con fallas, donde termina saliendo humo, chispas o el carro se detiene abruptamente. Solo el año pasado, Bomberos tuvo que encargarse de 28 hechos asociados a las fallas internas o provocadas.
Es cierto que los buses tienen salidas de emergencia y aplican un protocolo de seguridad en el que, inmediatamente el conductor percibe alguna falla, puede activar un pisón de emergencia con el que libera el torniquete para que los pasajeros salgan más fácil y se comunica casi de inmediato con las autoridades y además todos han salido ilesos. También es cierto que hay serias inconsistencias en su mantenimiento.
Esta es solo una alarma para que no se opaque la labor que cumple el Sitp en la ciudad, más ahora, cuando los buses ruedan con más usuarios. Se ve limpio, ordenado, hay respeto entre el conductor y el usuario y no hay guerra del centavo, como popularmente se le llama a las carreras por conseguir un pasajero, que eran comunes en el transporte tradicional.
En verdad a todos los vehículos les puede pasar. Bomberos ha atendido 52 episodios similares en lo corrido de este año en la ciudad, en los que han estado implicados desde los vehículos particulares (36) hasta las rutas escolares.
Ahora, no todos los episodios están marcados por las mismas causas; la segunda razón por la que se han incendiado es igual de preocupante. El año pasado, al menos tres de sus buses fueron blanco de vándalos, como pasó en noviembre, cuando seis encapuchados incendiaron el bus de placas WGH -365, durante los disturbios, frente a la Universidad Pedagógica. Y este año uno de los episodios fue provocado por un artefacto lanzado desde la parte trasera del bus.
Esto, sumado a los seis artefactos explosivos que han estallado en la ciudad, deja un sinsabor y una preocupación en la ciudadanía. No quiere decir que todo tenga relación –tampoco se ha descartado–, pero sí es motivo de desestabilización.
Fuente: El Tiempo
Fotografía:
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