Pocas veces ha existido una semana más compleja en términos de imagen y seguridad para TransMilenio como esta. El reporte de un atraco masivo en uno de los buses el lunes y el cortocircuito entre la Policía y el Distrito hicieron que muchos se preguntaran qué pasa con el sistema que transformó a Bogotá hace 15 años.
Se destacaba por la ausencia de vendedores ambulantes y de gente comiendo en los buses, por el cuidado que los ciudadanos le tenían, por la prontitud de los arreglos en buses y estaciones y por la bajísima tasa de robos. Pero sus puertas están averiadas y sus instalaciones, llenas de músicos, habitantes de la calle y comercio informal. Incluso, es común ver grafitis, colados y atracos con arma blanca. (Lea: No sé cómo contarle a mi hijo: esposa de hombre que murió por colarse)
No solo se trata del caso del lunes. Esta semana hubo otro en la estación de la 100 (sin confirmar) y también se ‘viralizó’ el video de un hombre con un cuchillo dentro de un bus que embistió la puerta a patadas para huir. Se reportaron además otros dos casos en los últimos seis meses, pero han sido tachados como falsas denuncias, ante la ausencia de pruebas.
De hecho, durante los últimos diez años las denuncias por delincuencia se han incrementado más del 800 por ciento: pasaron de 276 en el 2004 a 2.567 en el 2014.
¿Qué pasó? El declive de la cultura ciudadana como política pública, la falta de autoridad y la desarticulación entre las autoridades –que se evidenció con más fuerza esta semana– hicieron mella, según expertos.
“Falta ejercer la autoridad y volver a lo que era antes de los últimos tres gobiernos”, dijo Juan Carlos Ruiz, experto en seguridad de la Universidad del Rosario.
Según él, esto implica acabar de raíz con las actividades que quisieron desterrarse del transporte tradicional: la pedidera de plata en los buses, que esconde, muchas veces, la inseguridad. (Lea: Crece indignación por atracos en buses de TransMilenio)
“Aquellos que se han tomado el sistema podrían protestar con violencia. Pero lo más complejo es que en Colombia hay una cultura que los defiende pese a sus infracciones”, insistió.
Al respecto, Hugo Acero, analista en seguridad, señaló que “parece que al Distrito le doliera aplicar la autoridad porque la confunde con represión. Lo que más daña a TransMilenio es que uno ve al alcalde Gustavo Petro desprestigiándolo, diciendo que es de privados, como si no fuera de la ciudad”.
¿Quién debe actuar?
En crisis como la de esta semana, las miradas suelen dirigirse hacia la gestión de la Policía, que ha reforzado su pie de fuerza en TransMilenio, particularmente durante este año: el sistema pasó de 13.296 usuarios por uniformado en el 2014, a solo 6.394, en el 2015.
La presión es tal, que han anunciado sanciones a los agentes que chateen. Y usuarios y concejales critican que se delegue la tarea en bachilleres sin experiencia.
La frustración por la inseguridad aumenta ante las dificultades para denunciar en estaciones. “TransMilenio debería tener abogados que denuncien y que no se sientan amedrentados por los delincuentes”, agregó Acero. (Lea: En video: ladrón trata de escapar tras intento de robo en TransMilenio)
Él, además, sugiere que haya inspectores de policía y comisarios de familia para que los menores también respondan por sus infracciones. Para los adultos, que haya 24 horas de prisión. “A ver cómo les explican a los jefes que no pueden trabajar porque se colaron, o hicieron algo indebido”.
Acero critica la falta de continuidad: “crean escuadrones antirrobo, de policías infiltradas, tomas para fechas especiales y se anuncia la instalación de cámaras biométricas sin que aún exista un centro de monitoreo. Todo es efímero”.
Según otro experto, Jairo Liberos, “la responsabilidad no debería recaer solo en la Policía. Si el sistema es operado por privados, estos deberían también proporcionar un cuerpo de seguridad privada robusto”, explicó.
Acero también reclamó la pasividad de los privados: “sucede todo esto y no dicen nada, no se manifiestan. A esta degradación de la seguridad le sigue la vandalización de los buses, como ocurrió en Nueva York, y ahí sí se verán afectados”.
Por su parte, las directivas de TransMilenio también han sido criticadas porque han permitido que avancen otros problemas que influyen en la mala percepción sobre el sistema: el servicio sigue saturado, las puertas permanecen abiertas y el desaseo, los grafitis y la desidia comienzan a deteriorar la infraestructura.
El sistema es fiel reflejo de la teoría de la ventana rota: si una falla o daño no se arregla de inmediato, se multiplicará. “Cuando un lugar muestra descontrol, ahí el delincuente sabe que puede delinquir y no será sancionado”, agregó Ruiz.
Si se permite el ingreso a un ambulante, detrás de él vendrá otro y otro. Si alguien daña una puerta o se cuela y no hay consecuencias, ni se arregla la avería, otros harán lo mismo.
Permitir que estas situaciones cojan ventaja cuesta dinero, especialmente porque se interviene cuando ya es costoso hacerlo: de las puertas de estaciones que cuestan 700.000 pesos cada una, tocó pasar a otras de 4,3 millones de pesos. Y el retroceso en cultura ciudadana será difícil de corregir. (Lea: Testigo asegura que hubo nuevo asalto masivo en TransMilenio)
“La degradación en los últimos tres años ha sido tan acelerada que con cultura ciudadana no se resuelve. Se deben aplicar medidas de choque con pedagogía para que no sean rechazadas, anotó Ruiz.
Pero el cambio es lento. Las iniciativas para paliar todo esto han tardado en llegar: la ampliación de estaciones llegó en septiembre del 2014 y el piloto de puertas anticolados entró en fase piloto hace solo un mes.
Medidas tardías. Y sucede en el sistema que transporta 2,3 millones de pasajeros al día, el 30 por ciento de la demanda de transporte público de la ciudad.
45 horas de especulación
Primer reporte en el 123, 5 minutos tras el atraco
Lunes, 7:45 p. m. Usuarios en la estación Alcalá vieron cómo de un bus se bajaron delincuentes con cuchillos, y objetos robados. Estos saltaron de la estación y escaparon.
7:57 p. m. La línea de emergencias 123 recibió una llamada en que se denunciaban los hechos.
Martes, 1 a. m. La Policía citó a rueda de prensa. “Tenemos videos, pero sería importante que la ciudadanía nos diera más elementos probatorios”, señaló el teniente coronel Vladimir Rojas, oficial de inspección de la institución.
6:26 a. m. Las directivas de TM señalaron que no tenían reportes y que no hay cámaras en Alcalá.
12:30 m. El comandante de la Policía Metropolitana, general Humberto Guatibonza, ofreció $ 20 millones de recompensa y mostró retratos hablados.
3:30 p. m. Se hace la primera denuncia formal en la URI de La Granja.
6:57 p. m. En Twitter, Petro mencionó que hay 6.300 pasajeros por policía. Luego sugirió que como en veces anteriores, podría ser una falsa alarma de robo.
8:35 p. m. “Hasta el momento, no existe una denuncia, una queja, una llamada al 123 que ratifique la versión dada por medios de comunicación”: Petro, en rueda de prensa en el Hospital San Juan de Dios.
Miércoles, 5:30 p. m. Petro anuncia en Twitter que sí hubo una llamada al 123, cinco minutos después del robo, y confirmó que sí se presentó una denuncia.
Suman 400 uniformados
Tras un recorrido por TransMilenio, el ministro de Defensa, Juan Carlos Pinzón, informó que habrá 400 policías nuevos en el sistema desde el lunes. “Serán 330 hombres de las escuelas de formación y 70 hombres y mujeres encubiertos y que podrán judicializar”, dijo. Con estos, serán 1.300 los efectivos para el sistema.
Ofreció un millón de pesos a quienes informen sobre hurtos y otros delitos. Con él estuvieron el gerente de TM, Sergio París; los comandantes de la Policía Nacional y de Bogotá, y la secretaria de Gobierno, Gloria Flórez. “Estamos coordinados con el Ministerio y el anuncio responde a un requerimiento nuestro para aumentar el pie de fuerza”, anotó.
Por su parte, el alcalde Petro trinó: “la Policía especializada en TM ya existe, tiene 280 efectivos y no 1.400, como piensa la Nación. Se necesitan 1.000 efectivos más, no 330”.
Fuente: El Tiempo
Fotografía: Flickr
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