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TRANSPORTE DE CARGA: COVID-19 desata crisis en el transporte de carga

TRANSPORTE DE CARGA: COVID-19 desata crisis en el transporte de carga

El MinTransporte ha anunciado medidas económicas para esta población, dirigidas a respaldarlos ante la dificultad financiera La caída mundial del comercio golpeó también a quienes mueven mercancía por carretera en Colombia. Mientras los empresarios negocian ayudas con el Gobierno, los camioneros piden que no los dejen por fuera. La disminución que se ha registrado en el comercio en todo el mundo y la que se prevé para los próximos meses le está pasado la cuenta de cobro a la cadena logística en Colombia y, principalmente, al eslabón más débil de esta: el de los transportadores. De acuerdo con el Ministerio de Transporte, solo en abril se cancelaron el 19 % de las salidas de contenedores prevista en todo el planeta y para las dos primeras semanas de mayo se habían suspendido el 34 %. Las disminuciones de carga en importaciones han llegado a cifras récord como la variación de -22,5 % en Estados Unidos o la de -15 % de China. Incluso en Colombia esa cifra fue de -10,6 % para el primer trimestre del año. El más reciente boletín de la Superintendencia de Transporte sobre tráfico marítimo, correspondiente al primer trimestre de 2020, deja ver variaciones negativas en los puertos de Cartagena (-13,5 %), Santa Marta (-52,9 %), Buenaventura (-29,2 %) y Barrancabermeja (-23,3 %), principalmente. De hecho, el tráfico portuario nacional estuvo 3,8 % por debajo de lo reportado en 2019, es decir, se transportaron 1,7 millones de toneladas menos. Si bien los efectos del COVID-19 se sintieron en Colombia solo a finales de marzo, en otros países, principalmente de Asia y Europa, ya llevaban semanas lidiando con la pandemia y habían decretado suspensión de actividades, “muchos de los despachos y las órdenes de producción venían ya afectadas por lo que se dejó de producir”, explicó Carolina Herrera, directora de la Cámara Marítima y Portuaria de la ANDI. Otro de los indicadores que deja ver las dimensiones de esta coyuntura es el de cancelaciones. Según la CEPAL, en abril de 2020 los blank sailings (viajes cancelados) crecieron 288 % respecto al mismo mes en 2019. Herrera explicó que si el año pasado en un mes hubo 16 cancelaciones, para el pasado mes de abril fueron 66 y obedecen a “efectos imprevisibles, en este caso falta de cupo, no tener la mercancía necesaria para montar en un barco; entonces terminan por unirse varios viajes”. Asimismo, el throughput (tráfico portuario) permite evidenciar que los puertos del Pacífico, donde desembarca el comercio proveniente de los países asiáticos, han visto caídas en el número de llegadas frente a 2019, tal es el caso de los puertos de Lázaro Cárdenas (México), Callao (Perú) y Buenaventura (Colombia) que ya tienen variaciones negativas de -7,5, -5,6 y -11 %, respectivamente, según la directora de la Cámara Marítima y Portuaria de la ANDI. Esto implica también un cese de actividades para el sector de transporte por carretera, que mueve el 80 % de la carga que circula en el interior del país y más del 90 % de la mercancía que sale de los puertos. Estadísticas del Ministerio de Transporte dan cuenta de caídas del 9 % en las toneladas movilizadas en marzo de 2020 frente a 2019 (8,7 millones) y de 32 % para abril (6,4 millones), cuando en febrero mostraba incrementos del 4 %. Sin embargo, los transportadores de carga por carretera agremiados en Colfecar reportaron que a raíz de la coyuntura del COVID-19 se han presentado reducciones en las operaciones de entre 30 y 60 %, dependiendo de la actividad. El efecto se ha sentido principalmente en Bogotá y Barranquilla, que experimentaron disminuciones del 41,5 y 29,3 % en despachos, y en Bogotá y Cali con caídas de 37,1 y 27 % en recepciones. “El transporte de carga es transversal a los demás sectores, es un instrumento motor vital para la economía y es por esto que su rol es tan importante, aunque no dependa de una actividad en específico. Desde Colfecar venimos midiendo el comportamiento de la carga en estos últimos meses con el fin de que los empresarios puedan tomar decisiones y encontrar oportunidades”, dijo Juan Miguel Durán, presidente del gremio. Y es que si bien nadie ha cuantificado la pérdida de ingresos de los transportadores, Colfecar advirtió que el comportamiento del valor pagado por kilómetro en el pasado mes de abril cayó 6,4 % en los viajes de los camiones y de 4,7 % en los de tractocamiones en comparación con enero de este año, una reducción que, según Durán, “no puede ser indiferente por su incidencia de afectación en el mercado de transporte de carga por carretera”. Otra organización que tiene sus propias estimaciones es Fedetranscarga. Según sus cifras, desde que comenzó la cuarentena (23 de marzo), con corte al 14 de mayo, el volumen de carga movilizada había caído 26,89 % (un poco más de 12 millones de toneladas) y el número de viajes se disminuyó 29,20 % (más de 875.000) respecto al mismo período en 2019. Sin embargo, la disminución podría ser mayor, hasta del 50 %, considerando que el cálculo está basado en registros formales, pero mucha mercancía se mueve fuera de ese esquema. El presidente de la Federación, Henry Cárdenas, advirtió que hay una sobrepoblación de vehículos de alrededor del 40 % y “muchos de ellos están cesantes”. Uno de los sectores de los que más dependen los transportadores es el de la construcción, que aunque está autorizado para operar desde finales de abril, no ha recuperado la dinámica que traía en febrero. “Mientras todas las actividades no arranquen como tal no va a ser lo mismo que teníamos antes; es incierto el mercado actual”, dijo. Una de las principales preocupaciones del vocero es la disminución del flete, es decir, del precio que se paga por el servicio de transporte de carga, la cual es altamente susceptible a la oferta y la demanda. Según Cárdenas, están “muy preocupados porque prácticamente el generador pone un precio y es ‘quiere o no quiere’, porque hay otros que sí están interesados, hay 100 empresas detrás de un contrato; ahí los perjudicados son los transportadores”. Aunque el Ministerio de Transporte trabaja en mecanismos y alternativas efectivos para compensar a los transportadores y no quedarse en el intento, la entidad destacó que la carga es una de las pocas actividades que no ha parado desde que comenzó el aislamiento preventivo obligatorio por la necesidad de garantizar el abastecimiento de productos básicos a todo el país. La viceministra Carmen Ligia Valderrama dijo que aunque para estas personas se han reducido sus ingresos y su actividad, no están en el caso más extremo, como el transporte escolar, por ejemplo, que tiene parqueados sus carros desde el 23 de marzo. “No podemos olvidar que hemos movilizado más de 13 millones de toneladas, eso no es menor. Si bien se ha bajado la carga en promedio 30 %, las empresas tienen todavía un mercado activo de alrededor del 70 %, porque son muchos sectores los que han venido moviendo carga, el primario agrícola (maíz, arroz y aceite de palma), por ejemplo”, resaltó la funcionaria. Según Andrés Chávez, exviceministro de Transporte y consultor independiente, dados los problemas estructurales del sector, la crisis grande la tiene el último eslabón de la cadena, es decir, el pequeño transportador que forma parte de la flota tercerizada de alguna firma, “un grupo atomizado, informal, con baja representación y alta dependencia del generador carga y de la empresa intermediaria, que depende del pago de los fletes por trayecto y que está quedando desamparado porque para quien lo contrata la situación también es difícil y debe atender otros compromisos”. Ricardo Virviescas, presidente de la Unión Colombiana de Transportadores, aseguró que como la industria está parada “no hay carga para todos y la poca que hay la cogen los empresarios y la mueven en sus vehículos propios, desplazando masivamente al pequeño propietario. La mayoría de los camioneros están atravesando una crisis y necesitan la ayuda del Gobierno para pagar insumos y reparaciones, y sostenerse”. En ello coincide Juan Carlos Bobadilla, representante de la Asociación Colombiana de Camioneros (ACC): “Cuando la carga escasea quien tiene los contratos los atiende con sus propios vehículos, así no sean tantos”, contó. Además, el vocero advirtió de dos prácticas que los perjudican, por un lado, las importadoras dejaron su carga en puerto para nacionalizarla cuando superen la coyuntura; por otro, algunas empresas (principalmente avícolas y mineras) bajaron los fletes desde que comenzó la cuarentena; “lo mínimo es pagar lo mismo porque entendemos que hay dificultades, pero los bajaron para lucrarse”. El Ministerio de Transporte ha anunciado una serie de medidas económicas para esta población, dirigidas a respaldarlos ante la dificultad financiera. Además de las ayudas tributarias que se están dando a todos los empresarios para el pago del impuesto de renta y de los subsidios a la nómina de hasta el 40 % de un salario mínimo por trabajador, la cartera trabaja en un beneficio exclusivo y está cerca de concluir un convenio para abrir una línea de crédito especial para el sector transporte con Bancoldex. La viceministra de Transporte dijo que aunque aún no se conocen detalles, porque están en análisis puntuales, se sabe que el crédito “tendrá plazos e intereses favorables para personas naturales y jurídicas que ejerzan la actividad en todo el país”. De esta conversación han hecho parte gremios como Fedetranscarga y Colfecar, quienes celebraron el anuncio en beneficio de las empresas que trabajan a media marcha así como de las que han suspendido su actividad en medio de esta coyuntura que además se complica con el aumento en costos (alrededor de 20 %) por cuenta de la subida del dólar. Pero su lista de peticiones es más extensa. Para el primero, un IVA diferencial de 5 % (el actual es de 19 %) ayudaría a impulsar la reactivación del sector. Para el segundo, es clave que se reduzcan las medidas de restricciones vehiculares que afectan la movilidad de los transportadores en diferentes ciudades para permitir un abastecimiento ininterrumpido. No todos coinciden en que un crédito sea la solución a sus problemas, más bien se inclinan por una política transversal que corrija de una vez por todas los desequilibrios del sector que lo hacen vulnerables a las crisis. Esta incluiría, según el experto Andrés Chávez, la adopción de buenas prácticas por parte de las empresas, un impulso en el programa de renovación del parque automotor, un manejo eficiente de los corredores logísticos, una optimización de la flota y la depuración de las empresas que no tienen valor agregado. “Estamos esperando las condiciones de la línea de crédito, pero le pedimos al gobierno que no vaya a suceder como con la de agro, que quedó en manos de cuatro o cinco  y no le llegó a quién realmente necesitaba. También es importante que se reactiven los programas de reposición del parque automotor cuanto antes porque nosotros pusimos el dinero y porque es necesario solucionar el tema de la sobreoferta frente a esa baja de carga”, comentó al respecto Bobadilla. Para alivianar la caja de las empresas, no solo por la pandemia sino por la subida del dólar (superó los $4.000), el Ministerio de Transporte autorizó la exoneración del pago de peajes, un rubro que representa el 12 % de los costos de su operación. También les benefició la disminución en el precio de la gasolina que comenzó en marzo y se ha mantenido por cuenta del comportamiento del petróleo, dado que es el componente que más pesa dentro de su actividad (35 %). Esto compensa el incremento de 35 % en insumos y repuestos, en su mayoría importados. Fuente: El Espectador Imagen: Archivo El Espectador Ver artículo original Volver a página de inicio  ]]>