Antioquia vuelve a los túneles para conectarse con el país
La brava y arisca orografía (relieves de un territorio) mantuvieron en el ostracismo a Antioquia durante la Colonia y las primeras décadas de la República. Después de 100 años, la región vuelve a apelar a los túneles, ya no para zafarse del confinamiento entre cordilleras, sino como forma de agilizar la conexión con las subregiones de Oriente, Occidente, el Magdalena Medio, Urabá, el mar Caribe y el centro del país.
Cuenta Omar Morales Benítez, en el libro La gesta de la arriería, que el camino de carga entre Medellín y Popayán demoraba 25 días, en buen tiempo (año 1808), pero como se hacía a través de terrenos quebrados y cruzando arroyos, en invierno tardaba meses y había que cambiar la recua de mulas para regresar.
“Por su condición geográfica, el departamento siempre estuvo rezagado porque hacer carreteras en montañas es muy costoso, lo más fácil es construir vías en planicies o llanuras”, afirma José Fernando Villegas, director de la Cámara Colombiana de la Infraestructura en Antioquia.
Por eso, ante la complejidad de crecer entre cadenas montañosas, el departamento fue uno de los pioneros en la implementación de los túneles como solución de infraestructura.
El ferrocarril (se empezó a construir en 1874 y arribó a Medellín en 1914) solo podía llegar a Santiago (municipio de Santo Domingo). Pasajeros y carga tenían que bajarse y subir 28 kilómetros hasta la estación El Limón (Cisneros) para continuar el recorrido.
La Quiebra, el primer túnel
La solución para darle continuidad al tren y con la que finalmente Medellín dejó de ser una pequeña parroquia, estaba contenida en una tesis de grado escrita en 1899 por Alejandro López (Medellín, 1876; Fusagasugá, 1940): la construcción del túnel de La Quiebra (noroeste), de 3.5 kilómetros, para atravesar los cañones de los ríos Porce y Nus.
El túnel se construyó entre 1926 y 1929, con el impulso del presidente Pedro Nel Ospina, uno de los fundadores de la Escuela Nacional de Minas y quien apoyó la tesis de López. El ferrocarril posibilitó la industrialización de la región, gracias a que el sistema férreo llegó hasta Puerto Berrío, y desde ahí, al río Magdalena, al Caribe y al mundo.
Pero la tunelería no solo impulsó el desarrollo vial del departamento, porque primero se utilizó para agilizar las actividades mineras.
Según Oswaldo Ordóñez Carmona, magíster en Geodinámica y Geología de la Facultad de Minas de la Universidad Nacional, las primeras obras subterráneas datan de 1852 en la mina El Silencio (Segovia), realizadas por empresas extractivas inglesas. “Los pioneros fueron ellos”, dice.
A finales del siglo XVIII la actividad minera había presentado una decadencia debido a que se habían agotado las canteras más accesibles. Pese a ello, la extracción tomó un nuevo impulso entre 1830 y 1850 con la llegada de ingenieros alemanes, ingleses y estadounidenses que trajeron su tecnología y nuevas técnicas.
También tuvieron aplicación en la construcción de las casas de máquinas y conexiones en los diferentes proyectos hidroeléctricos como las centrales de San Carlos, Porce, Guatapé, Playas y, actualmente, Hidroituango. Por las dimensiones, la casa de máquinas de esta última será la caverna más grande en el país con 23 metros de ancho, 50 metros de altura y 250 metros de largo. Además, el proyecto tiene 10 túneles viales.
Otro aprovechamiento reciente fue la renovación de las redes de acueducto y alcantarillado en el Centro de Medellín con microtunelería. Hugo López Arenas, director del proyecto de EPM, explica que se repusieron 88 kilómetros de redes sin abrir zanjas.
Jaime Ramírez Ossa, ingeniero experto en planeación y construcción de túneles en Colombia y el exterior, cuenta que muchos de los desarrollos mineros aún se conservan en Titiribí, Amagá, Segovia y Remedios, y que casi en simultáneo con estos, se construyó una serie de túneles para el ferrocarril de Occidente, primero bordeando el río Cauca y, después, sorteando la cordillera hasta Amagá.
Retomando el camino
Después de muchas décadas sin avances significativos, Antioquia retomó la construcción de túneles. Hoy están en ejecución cuatro conexiones que entrarán en operación desde diciembre cuando se inaugure el Túnel de Oriente.
Según Gilberto Quintero Zapata, secretario de Infraestructura de Antioquia, están en ejecución o proyectados 75 kilómetros de túneles viales en las autopistas de Cuarta Generación (4G) de Pacífico 1 y 2, Mar 1 y 2 y Vías del Nus. “El mar quedará a cuatro horas de Medellín y los puertos de Urabá estarán a 300 kilómetros menos, con respecto a los puertos del Caribe”, detalla.
Los túneles del Toyo y el nuevo de La Quiebra, que pasará por debajo del actual, comenzaron a la par en enero pasado; mientras que el segundo Túnel de Occidente ampliará la capacidad del existente en la salida de Medellín.
Para José Fernando Villegas, durante muchos años Antioquia hizo infraestructura “arcaica, con carreteras de media ladera, cuando el mundo dejó de hacer eso hace 50 años. Estados Unidos y Europa hicieron vías subterráneas. Nos estamos poniendo al día”.
Juan Manuel Higuita, director de Desarrollo y Competitividad de Proantioquia, resalta que los actuales desarrollos están enmarcados en las autopistas 4G, como necesidad de la región, no solo en términos económicos sino de conexión social con las subregiones.
“Nos hace falta pensar cuáles proyectos productivos se deben estructurar en las subregiones para que la nueva infraestructura se aproveche. No nos podemos hacer esa pregunta una vez todo esté entregado”, sugiere.
¿Qué túneles hacen falta?
Para Oswaldo Ordóñez, queda pendiente una megaconexión de 22 kilómetros entre Primavera (municipio de Caldas) y Santa Bárbara (Suroeste) para sortear el Alto de Minas. “Es una obra faraónica que no es fácil vender”, reconoce. También propone un túnel en la autopista Medellín-Bogotá, que ahorre el descenso entre Santuario y el río Samaná.
Para Ramírez, el Aburrá necesita al menos cuatro túneles, dos hacia el Occidente y dos al Oriente, que partan desde Caldas, Sabaneta o Itagüí, y que desvíen el tráfico vehicular que viene del Sur de Colombia, para evitar así su ingreso al área metropolitana.
Villegas cree que se requieren al menos seis conexiones con el Oriente, después de que se entregue el actual túnel, porque el desarrollo urbanístico unirá aún más los valles de Aburrá y San Nicolás.
Fuente: El Colombiano
Imagen: Archivo El Colombiano
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