Un informe del centro de estudios económicos ANIF que analiza el Seguro Obligatorio de Accidentes de Tránsito (Soat) pone de relieve por una parte que los cotizantes activos a tarifa plena tan solo cubren la mitad del universo vehicular vigente (de los cuales 2.3 millones de vehículos son familiares), mientras que cerca del 48% (3,5 millones de motocicletas) lo hacen a tasa del 35% respecto de la del mercado. De otra parte, el caos vehicular y la falta de efectivos controles por parte de las autoridades de tránsito se reflejan en una elevada tasa de accidentalidad (equivalente a 44.172 lesiones) y en homicidios que involucran vehículos o motocicletas a razón de unos 4.200 anualmente. Este guarismo explica cerca de un tercio de la tasa de 28 muertes por cada 100,000 habitantes que aún registra Colombia frente a las tasas de 2 a 4 que se observan en Chile o España.
Esto implica que aun si el valor costeado del SOAT fuera el de equilibrio, la estructura tarifaria estaría por debajo de su valor de mercado en al menos un 50% por cuenta del subsidio del 65% en el 46% del mercado de las motos y por la no contribución de los del servicio público en un 5% del mercado del SOAT (ver gráfico 1). Así, el mercado de aseguramiento de las motocicletas experimenta el típico problema de la llamada “selección adversa” (donde sus contribuyentes lo hacen a tasas por debajo de las de equilibrio del mercado y sus riesgos de siniestralidad se ubican por encima del promedio de ese mercado).
El SOAT se creó mediante la Ley 33 de 1986 y su filosofía de éxito radicaba en ampliar la red de cotizantes y en ordenar el tránsito para bajar la accidentalidad en el tiempo. “Infortunadamente, tras más de tres décadas de operación del sistema, ninguna de esas dos metas ha logrado concretarse”, señala el organismo en el comunciado.
FUENTE: ANIF -Asociación Nacional de Instituciones Financieras-
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