Más allá de aumentarlo, el mayor reto será que se evite una fuga de $ 14 billones. Analistas hablan sobre las consecuencias de la evasión fiscal.
Colombia, buena parte del bajo recaudo anual (14 puntos del producto interno bruto o PIB) se explica por la alta evasión tributaria, tanto en el IVA como en el impuesto de renta, los dos que, en el 2015, significaron el 57,3 por ciento del total de ingresos fiscales, es decir, 70,9 billones de pesos de los 123,7 billones logrados.
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Por estos días en los que el tema de la reforma tributaria es obligado, el senador Antonio Navarro hizo un ejercicio aritmético según el cual solo la evasión en IVA se estima en 14 billones de pesos, mientras que “el aumento de la tarifa general, del 16 al 19 por ciento, alcanzaría 6 billones. Entonces, más que aumentar la tarifa del IVA, hay que recaudarlo”.
Según explicó Navarro, el estimativo parte de los dos datos que hay en materia de evasión de este tributo.
“La Dian calcula la evasión del IVA en 23 por ciento, y el Fondo Monetario Internacional (FMI) dice que llega a 40 por ciento. Si el recaudo del IVA en el 2015 fue de 45 billones, y el del impuesto al consumo, de 1,8 billones, un punto intermedio entre las dos estimaciones de evasión permite establecer que se dejan de percibir 14 billones (29,9 por ciento de 46,8 billones de pesos)”.
La reforma tributaria que radicó el Gobierno en el Congreso tiene precisamente, entre sus principales pilares, el combate a la evasión.“Asegurar una tributación de mejor calidad y generar más recursos son los dos principales objetivos, pero hay uno transversal: la lucha contra la evasión y la elusión”, dice el proyecto.
No obstante, el ataque a ese flagelo no será fácil por la diversidad de aristas que presenta.
Aparte de la fuga de recursos que hay en torno al IVA, si se realiza el mismo ejercicio del senador Navarro pero con el impuesto de renta, se tiene otra importante cifra. Así, la Dian estima que la evasión del impuesto de renta es del 39 por ciento y el recaudo en el 2015 fue de 41,3 billones de pesos; luego el escape de recursos de este tributo sería de 16,1 billones de pesos. Hasta aquí, los recursos evadidos ya superan los 30 billones de pesos, monto cercano al hueco fiscal dejado por la crisis del petróleo.
La otra evasión
A los dos impuestos más rendidores en el país se debe agregar lo que la Cepal llama “la otra evasión”, producto de los flujos financieros ilícitos derivados del comercio internacional.
En el caso de Colombia, la cuantiosa suma que permanece oculta fuera del país, en paraísos fiscales, pese a haber sido generada en Colombia, es desconocida oficialmente, pero se estima que es voluminosa.
El exdirector de la Dian, Juan Ricardo Ortega, calcula que la evasión de las personas naturales, sumando la interna con la externa, ascendería a unos 65 billones de pesos al año.
Pero las cuentas no terminan allí. Si se le agrega el contrabando, que ingresa mercancías al país sin pagar impuesto y, por tanto, pone en desventaja competitiva a los comerciantes legales, los recursos fiscales perdidos siguen creciendo.
Según la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), el contrabando en Colombia bordea los 7.000 millones de dólares (unos 21 billones de pesos). Un cálculo a mano alzada permite estimar que, si el valor de esta mercancía aportara solo la tarifa del impuesto de renta que aplica a las empresas (25 %), se tendrían 5,2 billones de pesos más.
Fuga de impoconsumo
“La evasión tributaria es uno de los principales puntos débiles de las economías de América Latina”, expresó la Cepal en su estudio económico de este año.
Colombia es un buen ejemplo de ello, pues no parece haber un gravamen que se salve de la evasión. De acuerdo con las pistas que sigue el senador Navarro, quien tiene en la mira el tema, “si las ventas en restaurantes fueron de 30,7 billones de pesos y el impuesto al consumo es de 8 por ciento, el recaudo debió ser 2,46 billones, y solo llegó a 0,46 billones; luego la evasión de los restaurantes sería del 80 por ciento”.
Tampoco escapa el 4×1.000 que iba a ser desmontado pero, según la reforma tributaria del 2016, se quedó para siempre en el esquema impositivo.
El centro de estudios económicos Anif realizó un estudio en el cual recomendó desmontar este tributo, lo que –argumentó– “ayudaría a reducir la evasión en impuestos de renta e IVA, con ganancias estimadas hasta de 10 por ciento en dicho recaudo una vez se eleve la formalización transaccional”.
En el 2015, pese a medidas para reducir el uso del efectivo, el 46 por ciento de las transacciones bancarias se hicieron en billetes, en parte para evadir el 4×1.000 y para no dejar ver ante la autoridad tributaria los recursos que son susceptibles de ser gravados con impuestos.
Medidas polémicas
Así las cosas, la actual reforma tributaria contempla un paquete de medidas con las que se pretende enfrentar a los evasores.
Se destacan las relacionadas con los paraísos fiscales, para castigar su uso indebido: traslado irregular de recursos a entidades o jurisdicciones donde la tributación es menor, por ejemplo.
Además, la propuesta legislativa del Gobierno sorprendió con una norma que penaliza la evasión de impuestos.
De igual manera, se implementará un estricto control a las transacciones en efectivo y se promoverá la masificación de la factura electrónica, aparte del fortalecimiento de la Dian con el fin de que ejerza una fiscalización más eficiente.
Sobre las medidas aplicadas, ya empiezan a surgir voces. Pedro Sarmiento, abogado tributarista, señala que “la verdadera lucha contra la evasión se inicia con una administración tributaria ante todo honesta, transparente y capacitada, dotada de una carrera administrativa y del personal adecuado para atender con eficiencia las tareas de fiscalización”.
De acuerdo con la defensora del contribuyente, Gloria Jara, “la garantía de recursos e instrumentos para controlar la evasión debe ser una prioridad en esta reforma”.
El senador Antonio Navarro, mientras tanto, manifiesta que a pesar de que se habla de prisión para los evasores, el abordaje de este problema todavía es tímido. “Penalizar la omisión dolosa de activos por encima de 5.000 millones de pesos, como está previsto, es un saludo a la bandera. No sancionaría a nadie”.
¿Por qué hay que combatir la evasión?
Coloquialmente, se habla de la evasión como una hazaña de avivatos, pero en realidad es un alto generador de desigualdad.
“Por una parte, afecta los ingresos fiscales, que son recursos destinados a atender las necesidades de los ciudadanos, de acuerdo con las obligaciones del Estado social y democrático de derecho”.
Por otra parte, la evasión genera competencia desleal con los empresarios formales que sí contribuyen -según su capacidad de pago- a financiar los programas sociales del Estado, argumenta el proyecto tributario. Esa competencia desleal es la que conduce al cierre de empresas o al recorte de personal en estas.
Por lógica, si un ciudadano edifica su riqueza en un país, su responsabilidad mínima es aportar para que el Estado impulse los bienes que a su vez le sirven para construir su riqueza o su fuente de ingresos. Con estos recursos, además, el Estado debe promover la redistribución del ingreso, es decir, darles un empujón a los más vulnerables para que también avancen al ritmo del desarrollo del país.
Fuente: Portafolo
Imagen:Portafolio