Más de $32.000 millones se gastaron en sobrecostos en Vía de la Prosperidad
Este viernes, la Contraloría General de la República reveló que hubo sobrecostos en la construcción de la Vía de la Prosperidad. El presunto detrimento estaría por encima de los $32.000 millones, gastados en el transporte del material para la adecuación del terreno. Dicho gasto extra se habría originado por una desactualización de los estudios del proyecto por parte de la Gobernación del Magdalena.
“Los sobrecostos en el transporte de material para el terraplén se dieron al escoger la cantera más lejana al proyecto, denominada Arroyo de Piedra. Si la Gobernación del Magdalena hubiera actualizado los estudios del proyecto, habría tenido la posibilidad de contar con canteras más cercanas”, puntualizó el informe del ente de control.
Así mismo, de acuerdo con el informe, los sobrecostos afectaron en la construcción de lo estipulado inicialmente, pues solo se construirán 27 de los 52 kilómetros previstos, es decir un 48% menos. “Claramente, hay incertidumbre sobre la terminación de este proyecto vial”, señaló el contralor Edgardo Maya Villazón.
La Gobernación del Magdalena optó también por el acarreo de material por vía fluvial, con el argumento de que salía más barato y resultó que en este caso se dio un sobrecosto de $2.457 millones, dado que la cantera utilizada como fuente de los materiales transportado estaba situada a una distancia.
Por otro lado, la Contraloría aseguró que también hubo tres hallazgos de tipo disciplinario. El primero fue por falta de planeación por parte de la Gobernación del Magdalena, lo que logró afectar el presupuesto para la obra la Vía de la Prosperidad.
El Invías también habría incurrido en negligencia, según el ente de control, pues la falta de estudios previos correctamente estructurados ayudó a que el detrimento fuese a aún mayor. La tercera falla fue la poca supervisión que tuvo el gestor técnico del proyecto, ya que al haber notado ese desplazamiento extra del material debió notificarlo ante las autoridades.
Fuente: El Espectador
Imagen: Archivo El Espectador