Aceleró el cambio en la economía global. Creció el comercio mundial, en términos absolutos y como porcentaje del PIB.
En las últimas décadas se han acelerado los cambios en la economía mundial. Varios factores estructurales se han aunado para llegar a estas transformaciones. Uno de los más relevantes ha sido el aumento del comercio mundial, tanto en términos absolutos como en el porcentaje del producto interno bruto (PIB). Algunos analistas se refieren a este fenómeno como hiperglobalización.
Entre 1993 y 2019 las importaciones mundiales como porcentaje del PIB pasaron del 20 % al 28,7 %. Las de Colombia crecieron en igual periodo, pero en un porcentaje menor; su participación en las importaciones mundiales en 2019 era equivalente a la de 1993: 0,29 %.
Para los historiadores económicos juzgar una época con los estándares de otra constituye un grave error que se conoce como anacronismo. Decir que Colombia es más abierta en la actualidad porque sus importaciones representan un porcentaje del PIB mayor al de hace 30 años es un caso claro de anacronismo. Afirmar esto es desconocer que el peso de las importaciones en el PIB mundial es mayor hoy que hace 30 años.
La comparación que algunos economistas colombianos hacen de la situación actual con la de comienzos del siglo XX, cuando las importaciones como porcentaje del PIB mundial estaban en alrededor del 8 %, es aún más anacrónica.
Algunos considerarán que esta es una discusión un tanto esotérica y academicista. Puede que así parezca, pero sus consecuencias sobre política económica pueden ser muy grandes y un diagnóstico equivocado llevaría a adoptar políticas económicas proteccionistas que perjudican el crecimiento de la productividad y empobrecen a los más vulnerables. Las rentas que genera el proteccionismo paralizan la innovación y transfieren recursos de los consumidores a los dueños de los oligopolios que predominan en la muy protegida industria colombiana.
Una de las recomendaciones que surge de la supuesta gran integración actual de Colombia a la economía mundial es la reindustrialización. A mi juicio, se trata de una recomendación errada, pues no tiene fundamento empírico y no se basa en un diagnóstico apropiado. ¿Cuál es la evidencia de que Colombia tiene una desindustrialización prematura? En la mayoría de países del mundo los análisis de correlación entre variables del PIB no identifican relación alguna entre el PIB per cápita y el porcentaje de la industria manufacturera en al PIB. Es decir, que la riqueza de los países no está asociada en gran medida a la producción industrial.
La desindustrialización es un fenómeno mundial. En 1995, el 31,9 % del PIB mundial correspondía a la industria y en 2019 ese porcentaje se redujo al 24,8 %.
Hay factores de demanda y de oferta que explican esta caída. Con respecto a la demanda, los consumidores a medida que aumentan su ingreso gastan más en servicios y menos productos manufacturados y agropecuarios.
Por el lado de la oferta, el aumento de la productividad del sector manufacturero hace que bajen los precios del sector y, aunque no caiga la producción, sí se disminuye el gasto.
Otros factores que han influido en la desindustrialización a nivel mundial son: la tercerización de actividades como la vigilancia, transporte o servicios de venta, que en el pasado eran producidos por las empresas, pero ahora hay servicios especializados que pueden llegar a un mercado más grande; el crecimiento de nuevos servicios como los de telecomunicaciones, que han acelerado el cambio estructural hacia una mayor participación de los servicios en el PIB; y el ascenso de China en la dinámica económica, que ha desplazado la producción manufacturera a lo largo y ancho del mundo y es uno de los hechos económicos más notorios de las últimas décadas.
¿Se requiere aumentar el proteccionismo en Colombia? ¿Necesitamos reindustrializarnos? Es necesario tener claridad conceptual y evidencia empírica para poder responder a estas preguntas, de lo contrario terminaremos con una acentuación del proteccionismo que frenaría la economía dinámica e innovadora que necesitamos para reducir la pobreza, mejorar la distribución del ingreso, avanzar en la reducción de las desigualdades regionales y consolidar un país próspero y en paz.
Desde Punta Gallinas hasta Leticia, desde Cúcuta hasta Quibdó, los colombianos queremos un cambio del viejo modelo proteccionista durante cuya vigencia llegamos a ser un país con los niveles de violencia y desigualdad más altos del mundo y que concentró en el centro del país la limitada prosperidad que se logró, mientras la periferia caribe, amazónica, orinoquia y pacífica se quedaron rezagadas.
Fuente: Portafolio
Imagen: Portafolio
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